Guerrero.- En plena pandemia, para la pareja José Flores Benítez de 49 años y Julia Renteria Baldomero 57 años de edad, la situación económica se ha vuelto más difícil.
José y Julia son empleados del gobierno municipal con un salario mínimo, son barrenderos y sin ninguna seguridad social.
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Desde 11 años viven en la colonia Altos de Miramar, un asentamiento que se ha regularizado poco a poco e introduciendo los servicios públicos, pero la vivienda de don José se ubica en una zona riesgo.
Una casita de madera que es cubierta con techos de lámina y sólo dos cuartos y un pequeño corredor es el hogar donde han pasado varios fenómenos meteorológicos.
Hace tres meses, don José se enfermo de Covid-19, tuvo que pedir prestado 10 mil pesos para poder acudir al médico particular y atenderse en casa, comprar sus medicamentos y seguir el tratamiento.
Dice que casi muere por el Covid-19 y además de los medicamentos para curar la enfermedad se tuvo que apoyar con remedios caseros, pues en su trabajo donde gana apenas 2 mil 300 pesos a la quincena no le otorgan ni IMSS ni ISSSTE o el sector salud.
Don José tiene 35 años trabajando en el Ayuntamiento y su esposa 17 años, ambos barrenderos que durante días festivos, llueve o truene o en sus días de descanso tienen que acudir a trabajar sin pagarles un salario extra y sino les levantan un acta administrativa o los despiden.
Dice que ahorita no son momentos para quedarse sin trabajo, pues todo está caro y con lo poco que ganan no llegan a la quincena.
Estamos jodidos, con lo poquito que ganamos vamos pasándola
Don José y Julia, inician su día desde las 04:00 de la madrugada donde para ir a trabajar tienen obligatoriamente que tomar un taxi y se gastan 100 pesos.
No siempre pueden prepararse comida para comer en el trabajo y consumen alimento en la calle por lo que tienen que desembolsar diariamente entre 250 a 300 pesos entre alimento y pasajes.
La pareja ha tenido que recurrir a prestamos y más durante estos meses de la pandemia y en ocasiones dos hijos de doña Julia la apoyan económicamente.
En casa lo que más comen es huevo con salchicha o jamón, doña Julia dice que es lo más rápido y económico porque lo que cobran en la quincena no les alcanza.
Sólo una vez a la quincena comen carne, y mientras platicábamos con doña Julia, ella preparó un caldo de gallina ranchera que tuvo que sacrificar de su pequeña granja para poder comer algo diferente.
“Ya no tengo para comprar un pollo de granja así que prepare un caldo de pollo de rancho, vamos a comer un caldito que prepare para comer”.
También en el quemador de su estufa tenía un poco de huevo con papa que guiso en la noche y que eso fue lo que cenaron.
Pero todos sus alimentos los preparó en ese momento con leña porque se les acabo el gas y con ayuda de su esposo se improviso una pequeña parrilla para cocinar.
Dice que su salario de 2 mil 300 a la quincena a penas les alcanza para comprar huevo, frijol y aceite y a veces “ni para salir la quincena nos alcanza porque andamos pidiendo prestado”.
“Todo subió, el frijol cuesta 25 a 30 pesos, el jitomate, chile subió mucho en estos días y el casillero nos sale en más de 60 pesos y todavía tenemos que pagar el agua donde debo más de 7 mil pesos pero nunca tenemos agua”, platica doña Julia.
Don José y Doña Julia señalaron pidieron que el gobierno municipal los basifique porque ya tienen más de 35 y 17 años trabajando de barrenderos y su salario cada día les alcanza menos y todo ha subido de precio.