Eran las 11:30 horas de la noche del viernes, un reporte de detonaciones por arma de fuego en las calles de la colonia La Luz, alertó a los cuerpos de emergencia. El oficial de policía Eduardo Efraín Muñoz Navarro, fue encomendado para atender el hecho. Minutos después, fue asesinado.
Desde el año 2000 ingresó a las filas de la Policía Municipal, ahí duró tres años y al abrirse las convocatorias para enlistarse en la Policía Ministerial, no lo dudo y presento las pruebas para formar parte de la entonces llamada Procuraduría General de Justicia del Estado, que recién fue nombrada Fiscalía General del Estado.
Solo un año
Por razones que no se conoce, solo duro un año en la Ministerial, luego durante los siguientes doce meses se dedicó a vender autos, era licenciado, pero la espinita de regresar a la policía, lo hizo tomar la decisión de pertenecer a la Secretaría de Seguridad Pública de León. Desde entonces, hasta el pasado viernes, trabajo para proteger a la ciudadanía.
Familiares, amigos y compañeros, se dieron cita en la funeraria Cepeda, ubicada en el Libramiento Morelos, para despedir a quien de cariño conocían en la corporación como “El Panque” y a quien su familia apodaba “El Pichón”.
Tres hijos huérfanos
El oficial Muñoz Navarro, era padre de tres hijos, hace doce años nació su primera niña, fruto de una relación que no prosperó. Años después, se enamoró nuevamente, se casó y procreó dos hijos más, un niño que actualmente tiene un año y una bebe de apenas tres meses de nacida.
“Tiene una niña de doce años, en esa relación no prosperó, después se casó con una ex policía y ahora tienen dos hijos juntos, pero su ahora esposa, quiere a Julieta la mayor, como si fuera propia, la aceptó desde que era novia de Eduardo” explico un tío del oficial caído.
Alegre y bailador
Desde niño, Eduardo Efraín, siempre fue alegre, era chaparrito y gordito y por eso su papá le puso de mote “El Pichón”, le gustaba la música de banda, escucharla y bailarla.
Era muy protector con su familia, siempre al pendiente de sus hijos, sus padres y su único hermano, mayor que él.
En sus días libres, le gustaba organizar parrilladas con sus tíos y primos, siempre buscaba la convivencia y la unión familiar, incluso, fue padrino de una prima en sus XV años y el mismo pago toda la fiesta.
A Eduardo le gustaba su trabajo, le apasionaba portar el uniforme de policía y aunque a su familia siempre le pareció un trabajo riesgoso, siempre lo apoyaron.
Ellos saben que los responsables del crimen ya están detenidos, pero eso no les da el consuelo que necesitan y tampoco les regresara a ese hijo, hermano, padre y esposo.