A tres semanas de que María Consuelo N. fue apodada “la mata perros” por presuntamente secuestrar y matar perros para después vender la carne, los vecinos aseguran que no ha regresado al edificio 52 de la colonia Bosques de San Sebastián, que cerraron con candado para evitar que ingrese al departamento donde tenía 45 perros, gatos, conejos y palomas.
El Sol de Puebla platicó con vecinos de la mujer y aseguraron que no ha regresado a la vivienda, pero han visto que de vez en cuando ronda la colonia. Además, afirmaron que después del 20 de septiembre cuando autoridades de seguridad pública la detuvieron, presentaron denuncias y están en espera de las audiencias para ver qué procede.
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Aunque María Consuelo fue liberada al día siguiente de su detención porque el delito por el que se le acusó no amerita prisión oficiosa y porque algunos vecinos la querían linchar, ellos opinan que: “se le dio el lado a ella porque la querían linchar, ese fue el problema, y ahorita están acusando a la gente por allanamiento de morada”.
A decir de los habitantes, en este caso pesa más el allanamiento de morada y la intención de linchamiento que el maltrato animal.
Por eso hasta la fecha ninguno de los vecinos del edificio 52 en Bosques de San Sebastián se atreve a entrar al departamento 4, donde la mujer vivía, porque incluso aseguran que es muy agresiva, la vivienda está confiscada y tiene cintas de seguridad, por lo que nadie puede ingresar y la policía sigue patrullando el lugar para evitarlo.
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“Sí vivía aquí. Olía a excremento, a todo. La señora es muy agresiva, con su marido hubo momentos muy feos, hubo golpes hace años, una vez creo que lo apuñaló en la pierna y le abrió y lo tuvieron que coser en (Farmacias) Similares”, dijo una habitante señalando la farmacia que está a unos metros del inmueble donde ocurrieron los hechos.
Insistieron que María Consuelo no tenía amistad con ninguno y que por precaución colocaron la cadena para que ya no entre. Incluso afirmaron que desconocen si la mujer vendía carne de perro en el tianguis de la colonia, como se dijo en un principio.
Respecto a que presuntamente maltrataba a sus hijos, los colonos dijeron que les gritaba, pero consideraron que era normal, no obstante, sí se enojaba de que los perros ladraban. “Nunca escuché que les pegara, pero de que los tenía en malas condiciones eso sí”.