/ domingo 1 de julio de 2018

Resistencia: California, tierra hostil a Trump

El estado dorado no ha dejado de dar la batalla al presidente de Estados Unidos, tanto con hechos como con palabras, y no sólo en temas migratorios

El lema de los hippies de California en los años 60 “haz el amor y no la guerra” ha cambiado. “Ahora tenemos guerra”, asegura Jessica Levinson, profesora de derecho de una universidad de Los Ángeles. Se refiere a la resistencia que California y la costa oeste de Estados Unidos ofrecen al presidente, Donald Trump.

”Nuestros políticos están enfrentados al gobierno de Trump y se suceden las demandas, normas y ataques verbales”, cuenta Levinson.

Y es que a casi 4 mil kilómetros de la capital, Washington, la distancia con el Gobierno no es sólo física. California es tierra hostil para el presidente, como quedó ya en evidencia en las elecciones de 2016, cuando la candidata demócrata Hillary Clinton fue, de lejos, la más votada.

Desde la victoria del magnate, el gobernador del estado dorado, Jerry Brown, un combativo liberal de 80 años, no ha dejado de dar la batalla a Trump, tanto con hechos como con palabras. Washington ha respondido también con una declaración de guerra, como dijo Brown después de que el secretario de Justicia, Jeff Sessions, denunciara a California por varias leyes migratorias.

La disputa versa sobre las medidas bautizadas como “santuario” con las que ciudades, distritos y el estado en su conjunto ofrecen refugio a los inmigrantes sin papeles y les ayudan a dificultar una posible deportación.

Se calcula que más de dos millones de personas sin permiso de residencia de los once que se calculan en todo el país viven en ese estado. El Gobierno estadounidense acusa a California de torpedear el trabajo de los funcionarios de fronteras con sus medidas de protección migratoria y de poner en peligro la seguridad pública.


MÁS ALLÁ DE LOS MIGRANTES

La estricta política migratoria de Trump, con medidas que van desde la prevista construcción del muro en la frontera con México hasta las amenazas de deportación de los jóvenes niños migrantes conocidos como ”dreamers”, es sin embargo sólo uno de los temas que provocan controversia con la costa oeste.

También causa fricciones la temida relajación de normas medioambientales por parte de Washington, que va desde las emisiones de gas para coches hasta las prospecciones petrolíferas a lo largo de la costa del Pacífico. California ya ha interpuesto más de una veintena de demandas contra el gobierno de Trump.

”California es para Trump lo que Texas era para (el expresidente Barack) Obama”, dice Levinson sobre la ola de roces y demandas. ”Naturalmente siempre hay estados que se enfrentan a Washington, pero nunca antes vi esta dimensión de división, indignación y miedo”, asegura la experta en derecho.

Jerry Brown es el máximo exponente de la lucha contra Trump. En 2011 el gobernador de más edad en el cargo de California sucedió al Terminator republicano Arnold Schwarzenegger. Pero antes, en 1974, se había convertido también en el gobernador más joven, cuando ganó aquellas elecciones siendo un firme opositor a la guerra de Vietnam. Entonces vivía en un pequeño apartamento, predicaba el ahorro energético y salía con la cantante de country-rock Linda Ronstadt. Estudió budismo zen en Japón y trabajó con la madre Teresa en India. En definitiva, en muchos aspectos, todo lo contrario a Trump.

Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ignoró a California. Como presidente, sólo visitó el feudo liberal una única vez, y brevemente, y lo hizo viajando a mediados de marzo a San Diego y a la frontera con México, para mostrar el prototipo de su proyecto de muro, con el que pretende frenar la inmigración ilegal y el narcotráfico.

En una carta cargada de ironía, Brown invitó a Trump a visitar también otras partes de California. Lo hizo nada menos que citando las palabras del predecesor republicano de Trump en el cargo, George W. Bush, durante su primera visita a California como presidente: ”Desde hace décadas California es el lugar por donde primero pasa el futuro. Este éxito continuado es vital para el éxito del conjunto de nuestra economía”.


ECONOMÍA PUJANTE

Foto: Agencia

En realidad la situación económica es pujante en el estado y no sólo en Silicon Valley, su corazón tecnológico. Hace tiempo que se recuperó de la grave crisis inmobiliaria y el enorme déficit que lo sacudió durante el mandato de Schwarzenegger. California es además la quinta economía del mundo, con un producto interno bruto (PIB) mayor que el de Reino Unido.

Un éxito económico que sería impensable sin migrantes, asegura Brown. “California prospera porque hemos saludado la llegada de inmigrantes e innovadores de todo el mundo”.

Washington quiere deportar a muchos de ellos, incluidos los dreamers, los jóvenes migrantes que llegaron de niños con sus padres al país de forma ilegal; a los que Obama protegió con un estatus especial con el programa Daca. Ello les permitía hasta ahora trabajar o ir a la universidad. Hasta que llegó Trump.

Entre 750 mil y 800 mil se ven amenazados por su decisión de retirarles el estatus de protección, un caso que ha provocado continuas iniciativas de organizaciones humanitarias en California para apoyarlos.

El estado también se moviliza en la cuestión medioambiental. “Ya basta”, dijo el fiscal general de California, Xavier Becerra, a comienzos de mayo cuando llevó a los tribunales con otros 16 estados una temida norma del gobierno Trump que relaja la regulación de emisiones contaminantes y de combustible para las automotrices.

California, precursora en la lucha contra la contaminación, puede defenderse con leyes medioambientales propias más estrictas, en base a una regulación de excepción que ya se utilizó una vez durante una alta carga de smog en metrópolis como Los Angeles. Pero a Trump y a su controvertido presidente de la autoridad medioambiental estadounidense EPA, Scott Pruitt, les gustaría retirarle ese privilegio.

Una respuesta combativa dio también California al anuncio de Trump el año pasado de retirarse del Acuerdo del Clima de París. Jerry Brown ha convocado para septiembre una cumbre medioambiental internacional en San Francisco, invitando a políticos, científicos, economistas, artistas y activistas a la Global Climate Action Summit.

California seguirá resistiendo, pronostica Levinston. “La hoguera podría convertirse en un gran incendio que se expande rápidamente”.


Partirla en tres

El pasado martes 12 de junio, la iniciativa denominada Cal 3 para dividir a California en tres estados independientes recibió 402 mil 468 firmas válidas, superando la cifra requerida por la ley estatal para aparecer en los próximos comicios, por lo que será votada en las elecciones del 6 de noviembre, una decisión que, aunque salga adelante, deberá aprobar el Congreso.

El objetivo es dividir California en estados más pequeños y manejables al estilo de Carolina del Norte y del Sur, o Dakota del Norte y del Sur. De prosperar la iniciativa, sería la primera escisión de un estado actual desde la creación de Virginia Occidental en 1863.

La iniciativa, planteada por el empresario e inversor de Silicon Valley Tim Draper, defiende que esta división permitiría a las comunidades regionales tener mejores decisiones para sus ciudadanos en cuanto al sistema escolar, el pago de menos impuestos y la mejoras en infraestructuras, entre otros ámbitos.

Sin embargo, los críticos con la medida sostienen que su aplicación costaría millones de dólares en impuestos a California y que aumentaría la burocracia.

En cualquier caso, si la medida sale adelante, el gobernador de California trasladaría su puesta en práctica al Congreso estatal, primero, y posteriormente la escisión tendría que ser ratificada por el Congreso federal en Washington.

En los últimos meses California ha visto iniciativas semejantes como la sembrada en enero por un grupo de activistas conservadores que hicieron una declaración simbólica de independencia al fundar “Nueva California”. Entre los principales responsables de esta propuesta figura el presentador radiofónico Paul Preston, un conservador y partidario del presidente, Donald Trump.

Asimismo, la iniciativa “Calexit” ha hecho campaña en los últimos años para que California se convierta en un país al margen de los Estados Unidos. EFE

El lema de los hippies de California en los años 60 “haz el amor y no la guerra” ha cambiado. “Ahora tenemos guerra”, asegura Jessica Levinson, profesora de derecho de una universidad de Los Ángeles. Se refiere a la resistencia que California y la costa oeste de Estados Unidos ofrecen al presidente, Donald Trump.

”Nuestros políticos están enfrentados al gobierno de Trump y se suceden las demandas, normas y ataques verbales”, cuenta Levinson.

Y es que a casi 4 mil kilómetros de la capital, Washington, la distancia con el Gobierno no es sólo física. California es tierra hostil para el presidente, como quedó ya en evidencia en las elecciones de 2016, cuando la candidata demócrata Hillary Clinton fue, de lejos, la más votada.

Desde la victoria del magnate, el gobernador del estado dorado, Jerry Brown, un combativo liberal de 80 años, no ha dejado de dar la batalla a Trump, tanto con hechos como con palabras. Washington ha respondido también con una declaración de guerra, como dijo Brown después de que el secretario de Justicia, Jeff Sessions, denunciara a California por varias leyes migratorias.

La disputa versa sobre las medidas bautizadas como “santuario” con las que ciudades, distritos y el estado en su conjunto ofrecen refugio a los inmigrantes sin papeles y les ayudan a dificultar una posible deportación.

Se calcula que más de dos millones de personas sin permiso de residencia de los once que se calculan en todo el país viven en ese estado. El Gobierno estadounidense acusa a California de torpedear el trabajo de los funcionarios de fronteras con sus medidas de protección migratoria y de poner en peligro la seguridad pública.


MÁS ALLÁ DE LOS MIGRANTES

La estricta política migratoria de Trump, con medidas que van desde la prevista construcción del muro en la frontera con México hasta las amenazas de deportación de los jóvenes niños migrantes conocidos como ”dreamers”, es sin embargo sólo uno de los temas que provocan controversia con la costa oeste.

También causa fricciones la temida relajación de normas medioambientales por parte de Washington, que va desde las emisiones de gas para coches hasta las prospecciones petrolíferas a lo largo de la costa del Pacífico. California ya ha interpuesto más de una veintena de demandas contra el gobierno de Trump.

”California es para Trump lo que Texas era para (el expresidente Barack) Obama”, dice Levinson sobre la ola de roces y demandas. ”Naturalmente siempre hay estados que se enfrentan a Washington, pero nunca antes vi esta dimensión de división, indignación y miedo”, asegura la experta en derecho.

Jerry Brown es el máximo exponente de la lucha contra Trump. En 2011 el gobernador de más edad en el cargo de California sucedió al Terminator republicano Arnold Schwarzenegger. Pero antes, en 1974, se había convertido también en el gobernador más joven, cuando ganó aquellas elecciones siendo un firme opositor a la guerra de Vietnam. Entonces vivía en un pequeño apartamento, predicaba el ahorro energético y salía con la cantante de country-rock Linda Ronstadt. Estudió budismo zen en Japón y trabajó con la madre Teresa en India. En definitiva, en muchos aspectos, todo lo contrario a Trump.

Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ignoró a California. Como presidente, sólo visitó el feudo liberal una única vez, y brevemente, y lo hizo viajando a mediados de marzo a San Diego y a la frontera con México, para mostrar el prototipo de su proyecto de muro, con el que pretende frenar la inmigración ilegal y el narcotráfico.

En una carta cargada de ironía, Brown invitó a Trump a visitar también otras partes de California. Lo hizo nada menos que citando las palabras del predecesor republicano de Trump en el cargo, George W. Bush, durante su primera visita a California como presidente: ”Desde hace décadas California es el lugar por donde primero pasa el futuro. Este éxito continuado es vital para el éxito del conjunto de nuestra economía”.


ECONOMÍA PUJANTE

Foto: Agencia

En realidad la situación económica es pujante en el estado y no sólo en Silicon Valley, su corazón tecnológico. Hace tiempo que se recuperó de la grave crisis inmobiliaria y el enorme déficit que lo sacudió durante el mandato de Schwarzenegger. California es además la quinta economía del mundo, con un producto interno bruto (PIB) mayor que el de Reino Unido.

Un éxito económico que sería impensable sin migrantes, asegura Brown. “California prospera porque hemos saludado la llegada de inmigrantes e innovadores de todo el mundo”.

Washington quiere deportar a muchos de ellos, incluidos los dreamers, los jóvenes migrantes que llegaron de niños con sus padres al país de forma ilegal; a los que Obama protegió con un estatus especial con el programa Daca. Ello les permitía hasta ahora trabajar o ir a la universidad. Hasta que llegó Trump.

Entre 750 mil y 800 mil se ven amenazados por su decisión de retirarles el estatus de protección, un caso que ha provocado continuas iniciativas de organizaciones humanitarias en California para apoyarlos.

El estado también se moviliza en la cuestión medioambiental. “Ya basta”, dijo el fiscal general de California, Xavier Becerra, a comienzos de mayo cuando llevó a los tribunales con otros 16 estados una temida norma del gobierno Trump que relaja la regulación de emisiones contaminantes y de combustible para las automotrices.

California, precursora en la lucha contra la contaminación, puede defenderse con leyes medioambientales propias más estrictas, en base a una regulación de excepción que ya se utilizó una vez durante una alta carga de smog en metrópolis como Los Angeles. Pero a Trump y a su controvertido presidente de la autoridad medioambiental estadounidense EPA, Scott Pruitt, les gustaría retirarle ese privilegio.

Una respuesta combativa dio también California al anuncio de Trump el año pasado de retirarse del Acuerdo del Clima de París. Jerry Brown ha convocado para septiembre una cumbre medioambiental internacional en San Francisco, invitando a políticos, científicos, economistas, artistas y activistas a la Global Climate Action Summit.

California seguirá resistiendo, pronostica Levinston. “La hoguera podría convertirse en un gran incendio que se expande rápidamente”.


Partirla en tres

El pasado martes 12 de junio, la iniciativa denominada Cal 3 para dividir a California en tres estados independientes recibió 402 mil 468 firmas válidas, superando la cifra requerida por la ley estatal para aparecer en los próximos comicios, por lo que será votada en las elecciones del 6 de noviembre, una decisión que, aunque salga adelante, deberá aprobar el Congreso.

El objetivo es dividir California en estados más pequeños y manejables al estilo de Carolina del Norte y del Sur, o Dakota del Norte y del Sur. De prosperar la iniciativa, sería la primera escisión de un estado actual desde la creación de Virginia Occidental en 1863.

La iniciativa, planteada por el empresario e inversor de Silicon Valley Tim Draper, defiende que esta división permitiría a las comunidades regionales tener mejores decisiones para sus ciudadanos en cuanto al sistema escolar, el pago de menos impuestos y la mejoras en infraestructuras, entre otros ámbitos.

Sin embargo, los críticos con la medida sostienen que su aplicación costaría millones de dólares en impuestos a California y que aumentaría la burocracia.

En cualquier caso, si la medida sale adelante, el gobernador de California trasladaría su puesta en práctica al Congreso estatal, primero, y posteriormente la escisión tendría que ser ratificada por el Congreso federal en Washington.

En los últimos meses California ha visto iniciativas semejantes como la sembrada en enero por un grupo de activistas conservadores que hicieron una declaración simbólica de independencia al fundar “Nueva California”. Entre los principales responsables de esta propuesta figura el presentador radiofónico Paul Preston, un conservador y partidario del presidente, Donald Trump.

Asimismo, la iniciativa “Calexit” ha hecho campaña en los últimos años para que California se convierta en un país al margen de los Estados Unidos. EFE

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