WASHINGTON, DC. Paul Manafort se convertirá hoy en el primer exasesor de Donald Trump en ir a juicio, acusado de fraude bancario e impositivo por los investigadores federales que tratan de probar la intromisión rusa en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.
A pesar de centrarse en delitos financieros, el juicio podría generar daños políticos ya que Manafort dirigió la campaña de Trump por tres meses y asistió a una reunión en junio de 2016 con representantes rusos ofreciendo información perjudicial sobre la demócrata Hillary Clinton, un punto central de la investigación del Fiscal Especial Robert Mueller.
Los fiscales seguramente argumentarán que el gasto de Manafort en trajes, casas y artículos de lujo no coincidía con los ingresos informados en sus declaraciones de impuestos.
Joshua Dressler, profesor de derecho en la Universidad Estatal de Ohio, dijo que la evidencia contra Manafort, de 69 años, parece ser fuerte.
Manafort, quien se declaró inocente, enfrenta 18 cargos. Los nueve de fraude bancario y conspiración conllevan sentencias máximas de 30 años cada uno.
Sin embargo, dada la solidez de la evidencia, algunos expertos legales han sugerido en los últimos días que Manafort podría contar con un eventual perdón de Trump, quien ha calificado a su exjefe de campaña como un "tipo agradable" que ha sido tratado injustamente.
El juicio coincide con la creciente especulación de que el exabogado personal del mandatario Michael Cohen podría cooperar con los investigadores federales en un caso contra Trump, que lleva 18 meses en el cargo.
El equipo de Mueller ha estimado que podría tomar de 8 a 10 días presentar su caso al jurado, sugiriendo que el juicio puede durar al menos tres semanas.
"GRUPO HAPSBURGO"
Documentos de la investigación de Mueller revelaron que Alan Friedman, una celebridad italiana, trabajó con Manafort en 2012 para crear un grupo de políticos europeos cuyo trabajo era cabildear a favor de Ucrania cuando su gobierno era pro ruso, reveló ayer The New York Times.
Para pagarles, Manafort y su colega Rick Gates usaron al menos cuatro cuentas en el exterior para transferirles más de dos millones de euros para que cabildearan entre congresistas y funcionarios del gobierno de Obama.
A estos políticos "de alto nivel" se les llamó informalmente Grupo Hapsburgo, según la acusación, que utilizó una ortografía alternativa para los Habsburgo, el nombre de la dinastía que gobernó el Imperio Austrohúngaro.