Después del sismo de 7.1 grados que causó severos daños en la infraestructura de inmuebles en la Ciudad de México, personas de varios ámbitos tanto de dependencias del Gobierno así como civiles se unieron para llevar a cabo labores de rescate como en el mismo día y en la misma fecha del año 1985.
Con palas, cubetas y las manos desnudas varias personas se unieron para remover escombros de lo que fueron viviendas en varias colonias de la Ciudad de México; la herida se volvió abrir después de 32 años.
Hasta la tarde de este miércoles van 52 personas rescatadas de los escombros con vida tras el éxito de los rescatistas, de los grupos y de las brigadas.
Segundo día de rescates:
A pesar de que los trascavos ya habían ingresado a la zona de derrumbe de una fabrica en la colonia Obrera, las labores de rescate prevalecieron y lograron rescatar a una persona con vida.
Sin embargo también lograron sacar a dos cuerpos sin vida de la zona.
Sale con vida José Luis Ponce, uno de los hombres atrapados en el edificio de Coquimbo en la colonia Lindavista.
Aún continúan los trabajos de rescate de cinco personas atrapadas, aunque lamentablemente, no se han tenido señales de vida, y los canes especializados en la búsqueda de sobrevivientes, tampoco dan muestra de ello.
Se estima que las próximas horas sean rescatadas las cinco personas que permanecen atrapadas en los niveles uno, dos y tres. Asimismo, indicó que se utiliza tecnología militar para ubicar con exactitud a las personas, y se siguen utilizando a los canes para agilizar la búsqueda.
Brigadas laboran para rescatar a una niña con vida en el colegio Enrique Rébsamen.
Primer día de rescates:
Uno de los lugares derruidos y de los cuales han marcado la sociedad mexicana, fue la tragedia en el Colegio Rébsamen donde 22 niños perdieron la vida al quedar atrapados entre los escombros.
Mediante el uso de una escalera dispuesta bajo un terreno irregular, un hombre es rescatado en una camilla por elementos de de cuerpos de emergencia, cuando es bajado se escuchan los aplausos que celebran la proeza.
Un grupo de rescatistas de la Cruz Roja avanza sobre la calle, recibidos con aplausos por personas que celebran el haberle salvado la vida a una persona.
Cascos fluorescentes amarillos, cubetas de varios colores, el verde en el uniforme de milites y la vestimenta de la gente hacen contraste con el gris de los escombros de un inmueble; sin importar el color de piel o el estatus social, así se unieron los mexicanos para labores de rescate.