Este texto fue publicado originalmente en La Silla Rota
La ex lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, se encuentra en medio de un juicio civil para demostrar que una colección de más de 17 obras de arte no es de su propiedad y que no usó dinero del magisterio para adquirirlas.
Durante años despreciados por Rockefeller, ocultos incluso por su contenido ideológico, los lienzos de Diego llegaron hasta Luis Echeverría y tiempo después los obtuvo "La Maestra".
En la colección habría al menos seis cuadros – Defensa de la tierra de los trabajadores, Guerra mundial, Industria Moderna, La nueva libertad, Mussolini y Unión proletaria de Hitler– que formaban parte del mural Retrato de Norteamérica, integrado por 21 retablos que el artista mexicano más reconocido a nivel mundial, Diego Rivera, pintó en Nueva York en 1933.
La colección valuada en 30 millones de dólares también estaría integrada por trabajos de Francisco Toledo, Pedro Coronel y Gabriel Orozco, mismos que se mostrarían en el complejo arquitectónico que inmortalizaría a la maestra, a la cabeza del magisterio: La Ciudad de la Innovación.
El hijo que nunca fue
"Enrique, le dije, tú y yo vamos a engendrar un hijo", contó Elba Esther Gordillo, aquel lunes 19 de octubre de 2012 ante más de tres mil delegados del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que celebraban su Sexto Congreso Nacional Extraordinario, en Cancún, Quintana Roo.
Se trataba del último Congreso que encabezaría la maestra en sus 22 años al frente del SNTE, antes de ser detenida en febrero de 2013 acusada de la malversación de más de dos mil 600 millones de pesos, recursos del magisterio.
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En aquella ocasión, la chiapaneca se refería a un proyecto faraónico que vislumbró como su legado y que el arquitecto Enrique Norten se encargaría de llevar a buen puerto, "La Ciudad de la Innovación", una obra para la que se había destinado un predio propiedad del magisterio de más de 40 mil metros cuadrados en la zona de Santa Fe, en la delegación Cuajimalpa.
"...Es un hijo que vamos a dar a nuestro país. Entonces hablamos de la ciudad de la educación, la ciudad del conocimiento hasta que concluimos con la Ciudad de la Innovación", continuó la maestra con un Juan Díaz de la Torre –hoy su sucesor– a su diestra.
En la Ciudad de la Innovación habría una universidad, un hotel para hospedar a los delegados del magisterio, un teatro, la primera biblioteca de la mujer en Latinoamérica, un helipuerto –que es lo único que se logró construir–, un centro de investigación, un centro de estudios y un centro de innovación.
Elba Esther continuó diciendo que el arquitecto Enrique Norten prácticamente no cobraría por sus servicios y que Sam Pitroda, ex ministro Hindú de la Innovación, participaría en el diseño de la obra, la más moderna y sustentable del país, pues entre otras cosas generaría su propia electricidad.
Nunca se aclaró el monto destinado para el proyecto, aunque se sabía que se construiría gracias a las cuotas sindicales.
"Es una gran obra en la que Enrique Norten nos ha ayudado y en la que debemos puntualizar que si la obra no está para que ahora se las entregáramos es porque durante 12 años los gobiernos del Distrito Federal se han negado a darnos los permisos", recalcó la maestra entre aplausos y vitoreos, incluidos los de Díaz de la Torre.
En la Ciudad de la Innovación o Ciudad del Conocimiento, como también se manejó el proyecto que sería entregado en 2015, habría algo más, quizá el corazón de la obra: una colección de arte valuada en más de 30 millones de dólares.
"La gran sorpresa y el gran regalo que de alguna manera nos hace la maestra a todos nosotros y al país, es que ha recuperado esos seis murales y los ha traído a México. Los murales están totalmente restaurados y están ahora almacenados junto con toda la demás obra de arte, que es muchísima, y que es parte de esta colección", dijo el arquitecto en aquella ocasión.
Unas semanas después, Norten explicó que los lienzos fueron pintados por Diego Rivera por encargo de John Rockefeller en Nueva York, aunque posteriormente fueron destruidos por contener alusiones comunistas.
Según el arquitecto, el artista mexicano los volvió a pintar para un sindicato de costureras de Chicago, y Gordillo recuperó la mitad de esos los lienzos.
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Sin embargo, la historia había sido mal contada. Antes de fallecer en febrero de este año, la historiadora, crítica de arte y biógrafa de Diego Rivera, Raquel Tibol refutó la versión de Enrique Norten, asegurando que nunca existió tal sindicato y que la única forma en que la maestra pudo obtener las obras fue vía el ex presidente de México, Luis Echeverría. Tenía sus razones para sostener tal teoría.
La Ciudad de la Innovación, quedó paralizada a raíz de la detención de la maestra, el 26 de febrero de 2013, por el delito de lavado de dinero y las obras fueron resguardadas en una bodega en la delegación Álvaro Obregón.
Elba Esther Gordillo pudo obtener su colección de Diego Rivera entre 2006 y 2012, a través del ex presidente Luis Echeverría, quien las tenía en su posesión.
El mural relataba la historia de la Unión Americana desde la perspectiva del mexicano a través de 21 retablos llamados Retrato de Norteamérica, trabajo que Diego Rivera concibió para la Liga Comunista de América, también conocida como la Casa del Trotskismo, entre junio y diciembre de 1933.
Sin embargo, la obra no puede entenderse sin el revés que el mexicano sufrió el 12 de mayo de ese mismo año, cuando se anunció la cancelación del mural Hombre en el cruce de caminos, en el Rockefeller Center, luego de que John Rockefeller Jr. descubriera que en el fresco estaba la imagen del político comunista ruso, Vladimir Lenin.
Tras este episodio, Bertram Wolfe, amigo del muralista y fundador del Partido Comunista de Estados Unidos, intercedió para que Rivera pudiera realizar un nuevo mural en la sede de dicho instituto, la New Workers' School de Nueva York.
Rivera pudo llevar a cabo este proyecto con los recursos que le pagó John Rockefeller Jr. a pesar de la cancelación de Hombre en el cruce de caminos. El muralista proyectó que el trabajo quedaría inmortalizado en paneles móviles con marcos de madera, por si en algún momento debían ser cambiados de sede.
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En un reportaje publicado el 24 de mayo de 2014 en la revista Proceso, Mathieu Tourliere cita al muralista, quien en el prólogo del libro de presentación de la obra escribió:
"Estos frescos son los mejores que he pintado, los mejor construidos, los más correctos en la dialéctica, los más ricos en síntesis material y, además, informados con el mayor entusiasmo y amor que soy capaz de sentir".
Las 21 piezas del mural cambiaron a distintas sedes entre 1936 y 1969, en este último año 13 de esas piezas fueron consumidas por las llamas de un incendio en el Centro de Administración de la Casas de la Unidad, en Pensilvania, que pertenecía al Sindicato Internacional de las Mujeres y los Trabajadores del Textil.
Algunas versiones apuntan que las ocho piezas que se salvaron, no fueron alcanzadas por las llamas gracias a que no eran exhibidas por su alto contenido comunista.
Por ejemplo, en el retablo central, llamado Unión proletaria, Diego Rivera reunió a Karl Marx, Federico Engels, Vladimir Lenin, Iósif Stalin, Nikolái Bujarin y León Trosky, entre otros.
Los cuadros que se salvaron pasaron por diversas manos de coleccionistas. Alguno de los cuales, pertenecientes a la comunidad judía, habrían hecho llegar al ex presidente mexicano Luis Echeverría cinco de estos.
En su reportaje de mayo de 2014 para la revista Proceso, Mathieu Tourliere cita a la crítica de arte y biógrafa de Diego Rivera, Raquel Tibol, quien cuenta que en mayo de 1974 hizo una visita al mandatario y vio los retablos.
María del Carmen Echeverría confirmó a dicho semanario que las obras habían sido un regalo para su padre de parte de "un amigo judío". Mathieu Tourliere también asegura en la publicación que una fuente cercana al ex mandatario lo visitó en 2006 y que los cuadros aún seguían en su residencia.
Entre 2006 y 2012, la lideresa magisterial viviría sus mejores años al frente del magisterio mexicano. En este periodo la ex priísta fue pieza clave en los triunfos electorales de Felipe Calderón Hinojosa, del PAN, y del actual presidente Enrique Peña Nieto, del PRI.
Elba Esther incluso participó indirectamente en las elecciones a través del partido del magisterio: Nueva Alianza, que alcanzó su registro en 2005 y apareció por primera vez en la boleta electoral en 2006.
La última vez que los cinco retablos pudieron ser apreciados en público, fue en 2007, durante la exposición en el Palacio de Bellas Artes de Epopeya mural, exposición que reunió más de 180 obras de Diego Rivera a propósito de los 50 años de su fallecimiento.
El silencio
No se sabe aún cuánto costaron a la maestra las cinco obras que estaban en poder de Luis Echeverría y una sexta que adquirió de un coleccionista en Estados Unidos. Tampoco se sabe quién orientó a la maestra para hacerse de dichos lienzos.
Una fuente cercana a la maestra Elba Esther asegura que entre quienes la ayudaron a obtener esta colección estarían la ex titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar.
Sin embargo, la ex funcionaria federal y amiga de la maestra niega este señalamiento.
"Desconozco la colección por lo tanto no podría opinar de ella", aseguró en una breve declaración para La Silla Rota.
Otro de los personajes señalados como los que recomendaron a Elba Esther obtener dichas obras fue el líder del proyecto Ciudad de la Innovación, Enrique Norten.
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Sin embargo, su despacho rechaza las peticiones de entrevista bajo el argumento de que el arquitecto no se encuentra en México, a pesar de que el 29 de septiembre pasado inauguró la sede de una universidad en el poniente del Distrito Federal.
Vía redes sociales, el arquitecto encargado de La Ciudad de la Innovación, que tendría un lugar especial para la colección de arte de Diego Rivera y otros autores como Gabriel Orozco y Francisco Toledo, tampoco responde las solicitudes de entrevista.
El litigio
De acuerdo con el expediente 227/2014, en manos de la Procuraduría General de la República (PGR), luego de la detención de Elba Esther Gordillo por malversación de recursos en febrero de 2013, su representación legal se puso en contacto con los dirigentes del SNTE para la entrega de 15 cajas que contenían las obras de arte.
Los abogados de la maestra pactaron con la coordinadora del Colegiado Nacional de Asuntos Jurídicos del SNTE, Soralla Bañuelos de la Torre, entregar las 15 cajas con obras de arte el 14 de febrero de 2014. La apertura de los paquetes sería presenciada por un perito del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y un notario público.
Pero Soralla Bañuelos de la Torre, actual diputada federal de Nueva Alianza no se presentó a la cita y sigue sin dar respuesta a las peticiones de entrevista para abordar el caso.
"No hay pronunciamiento al respecto", es la respuesta oficial de la SNTE a las peticiones de entrevista por parte de La Silla Rota.
Fuentes al interior del magisterio señalan que el SNTE se niega a reconocer que las obras son de su propiedad porque no cuenta con facturas o notas que avalen que las obras se obtuvieron de forma legal.
El 18 de marzo de 2014 ante el desaire de la representante legal del magisterio, los abogados de Elba Esther Gordillo pusieron a disposición de la juez civil Flor de María Hernández Mijangos, del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, las 15 cajas.
Sin embargo, el 3 de abril, Hernández Mijangos desechó las diligencias de consignación de bienes.
Ese mismo mes, la PGR emitió su propia medida cautelar de aseguramiento de las obras artísticas al considerar que forman parte de una averiguación previa con la que se busca acreditar a la maestra una nueva acusación por lavado de dinero.
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En una columna publicada el 29 de septiembre pasado en el diario El Universal, el periodista Ricardo Alemán recordó que la casa de subastas Morton, cotizó en noviembre de 2011 dos cuadros de Rivera en más de nueve y medio millones de pesos, poco más de 700 mil dólares al tipo de cambio de hace cuatro años.
"...al tipo de cambio actual —17 pesos—, los cuadros de Diego Rivera que poseía la profesora Gordillo podrían tener en el mercado un valor estimado de cien millones de pesos. Además de la obra de otros autores", estimó el periodista.
Un legado para los mexicanos
Aquel 19 de octubre de 2012, cuatro meses antes de su detención y ante miles de maestros del SNTE, Elba Esther anunció triunfal lo que sería su legado. La Ciudad de la Innovación tendría en su corazón el trabajo del artista mexicano más reconocido a nivel mundial.
"...va a estar administrado por una asociación, una asociación que vigile y cuide que nada de lo que ahí halla se pierda porque es patrimonio nacional. Y México reconocerá que los maestros se lo leguen a la patria", dijo la maestra ante el aplauso y la euforia del magisterio.
Sin embargo, hoy esas obras de arte se encuentran en medio de un litigio y en la oscuridad de una bodega de la PGR.
(Con información de Agustín Velasco | La Silla Rota)