De mesero a millonario, así se resume el meteórico progreso económico en 25 años en Querétaro de Manuel Barreiro Castañeda. Muchos lo recuerdan atendiendo las mesas del tradicional restaurante en el centro de la capital queretana, El Fogón del Camarada, cuya sencilla especialidad son las milanesas y la sopa de fideo.
Aquel empleo cuando estudiaba preparatoria en el Instituto San Javier contrasta con su fastuoso estilo de vida reciente: es dueño de una de las casas más opulentas del Club Campestre de Querétaro y de una residencia en Miami, además de inversiones y sociedades financieras en Canadá, así como de varias empresas inmobiliarias.
Además, según testimonios, en las fiestas de alta sociedad a las que asistía junto con su esposa Ana Paula Ugalde Herrera “usaba relojes carísimos” y llegaba con mucha servidumbre, “hasta tres niñeras traía”.
Dicen quienes lo conocen que viajaba constantemente de Miami a Querétaro y del estado a su oficina en Canadá. También pasaba largas estancias en Madrid.
De aquella época de preparatoria en el más tradicional colegio queretano, entre los años 1989 y 1992 cuando era mesero, también data el contacto de Barreiro Castañeda con los más prominentes y acaudalados apellidos de Querétaro que, en exitosas sociedades, le permitió construir las red de contactos con la que amasó una cuantiosa fortuna en tan solo 15 años.
Su buena fortuna en los negocios comenzó en el 2000, cuando se ganó la confianza de una “vaca sagrada” de los negocios inmobiliarios y financieros en Querétaro: Joey Oleskowsky, quien lo puso al frente del Parque Industrial Querétaro financiado por el fondo de inversiones Hines, quien también lo despidió en 2007. Ese mismo año, Barreiro funda Aston Capital Partners, empresa para la que copia el modelo del fondo de inversiones Hines y en la cual inyecta capitales provenientes de Canadá. Bajo esa marca es que construye diversas plazas comerciales y parques industriales de mediana longitud en Querétaro.
Siendo dueño de Aston Capital Partners consigue un muy buen acuerdo con el Gobierno estatal del entonces gobernador Francisco Garrido Patrón y su secretario particular, Ricardo Anaya Cortés, para adquirir en abonos los terrenos de lo que hoy es el Parque Industrial Tecnológico Innovación Querétaro.