León, Guanajuato.- Roberto Esparza Santibáñez se siente afortunado de contar con una familia que sin pensarlo, levanta por segunda ocasión la mano para darle una mejor calidad de vida con la donación de un riñón.
Y es que, a 10 años de haber recibido su primer trasplante, el cuerpo lo rechazó y se encuentra en un proceso que lo prepara para recibir nuevamente un órgano que le dé una vez más, la oportunidad de recuperar su salud.
El 6 de junio se celebra el Día Mundial de los Pacientes Trasplantados para fomentar una cultura de donación de órganos que dan una esperanza de vida a muchas personas con problemas de salud crónicos o terminales, para quienes esta es su última alternativa de vida.
Por esta razón, Roberto comparte su historia para sensibilizar y concientizar sobre la importancia de estar bien informados sobre este tema y poder ayudar a quienes, como él, tienen la ilusión de seguir cumpliendo metas y disfrutar de los momentos de su día a día.
El diagnóstico
Fue en el 2005, cuando comenzó a presentar síntomas como: hinchazón en los pies, cansancio y pérdida de apetito.
“Tengo seguro social y primero fui con la doctora familiar, de ahí me mandaron con el especialista que es el nefrólogo y me dieron las primeras indicaciones de lo que tenía que hacer y evitar comer. Primero me hicieron varios estudios para tener bien ubicado lo que me estaba pasando y luego de mes y medio me diagnosticaron insuficiencia renal”, contó.
En ese entonces no necesitó la diálisis o hemodiálisis porque sus riñones trabajaban un 50% y no eran necesarios estos procedimientos y le comentaron que lo podían poner en lista de espera para el trasplante o bien, buscar por su parte un donador.
“Afortunadamente, mi tía Susana Esparza Rangel fue quien me donó su riñón. Nos dieron a conocer un protocolo y pasaron alrededor de tres años para que se pudiera realizar porque hubo algunas complicaciones familiares, pero se logró”, comentó.
➡ Suscríbete a nuestra edición digital
El primer trasplante
Roberto destaca que tiene una familia paterna muy unida a la que cuando le platicó sobre la necesidad de un órgano, fueron cuatro sus tías las que levantaron la mano, por lo que es consciente de que es afortunado, pues no todos tienen las mismas posibilidades para tener un trasplante.
“La gente no está bien informada de lo que significa donar órganos y lo digo porque me pasó, les decían a mis tías ‘No se lo des porque te vas a morir’, o ‘no vas a vivir bien’, pero en realidad por eso se les hacen muchos estudios como donadores para verificar que están en las condiciones de hacerlo, ahí me di cuenta que hay una mala información sobre este tema”, destacó.
Roberto tenía 23 años cuando recibió esta nueva oportunidad de vida; su donadora estuvo internada dos días, la dieron de alta, su medicamento y tardó un mes recuperarse. Por su parte, él estuvo aislado dos meses con medicamento y comida especial y luego de tres meses pudo hacer su vida normal.
“Fue una nueva oportunidad para mi vida, tengo varios conocidos que les dieron el riñón y no lo supieron valorar, no siguen las indicaciones. A lo mejor eso paso conmigo que ahora rechacé el órgano, porque pasaron ocho nueve años y yo me sentía muy bien, y tomaba mi medicamento, pero a lo mejor fallé en comida, en mis visitas constantes al nefrólogo porque a veces lo dejamos a la desidia o nos da flojera, o como te sientes bien dices ya la hice y ya no pasa nada”, comentó.
Va por el segundo trasplante
Entrando el 2022, comenzó a sentirse mal, lo asociaba con depresión o un tema emocional porque el año pasado perdió a su mamá. Un día no se pudo levantar, luego se desmayó y fue a dar a urgencias, donde le indicaron que el cuerpo ya había rechazado el riñón.
“Saber eso fue que se cayera todo mi mundo, se me cayeron todos mis planes, tenía mucho coraje conmigo mismo porque lo dejé de valorar, y piensas que todo ya se acabó y que te vas a morir pronto, pero no, si te cuidas y estas con la hemodiálisis o diálisis tienes una nueva vida para un nuevo trasplante también”, externó.
Una nueva oportunidad
Actualmente tiene tres riñones, los dos de él y uno más que le donó su tía, explicó que esos se quedan en su cuerpo y no pasa nada, pues para recibir un nuevo trasplante, necesita limpiar su organismo de todos los medicamentos que tomó justamente para evitar el rechazo renal.
“Lo he tomado muy tranquilo porque otra vez mis tías levantaron la mano para darme un riñón, pero el candidato esta vez es mi hermano Armando Esparza Santibáñez, por eso estoy tranquilo con las hemodiálisis, no estresarme tanto, comer a mis horas, el medicamento, para poder lograr ese trasplante nuevamente”.
El mensaje
“Yo les diría que, tenemos la información en nuestras manos con el internet, desde nuestro teléfono, de verdad que se regalen cinco minutos para informarse y que no tengan miedo de querer donar, mis tías me han dicho que es bonito ver a una persona que está mal y que después del trasplante lo ves bien y es una alegría para esa familia.
A mis donadores los quiero mucho y no sé cómo agradecerles, a mi tía por regalarme 10 años de una buena vida porque la insuficiencia renal es una enfermedad difícil; a mi hermano por esta nueva oportunidad, las palabras se quedan cortas ante lo que me han dado”, finalizó.