Los altares de muertos se erigen como testigos de una ancestral tradición mexicana con esos vibrantes colores y el aroma de las flores de cempasúchil.
Cada elemento representa una conexión entre el mundo de los vivos y los difuntos.
¿Qué significado tiene cada nivel del altar?
Nivel superior.
Simboliza el cielo. Es el lugar donde las almas descansan tras su travesía desde el más allá. Aquí hay imágenes religiosas, cruces y velas desprenden un halo espiritual que ilumina el camino de regreso a casa. El papel picado, con sus intrincados recortes, representa el viento que guía a las almas hacia este plano terrenal.
Nivel medio.
Es donde el altar cobra vida. Se colocan fotografías de nuestros difuntos. Aquí es donde vemos sonrisas congeladas en el tiempo, se alinean con alimentos y bebidas que solían deleitar. Este es el punto de encuentro entre dos mundos, un puente entre lo tangible y lo etéreo. Se pone sal como protectora, purificando el ambiente. Y las calaveras de azúcar encarnan la noción de que la muerte es simplemente una parte natural del ciclo de la vida.
Nivel inferior.
La tierra. Las flores de cempasúchil se consideran guías que conducen a las almas de regreso a sus seres queridos. El incienso, con su humo aromático, purifica el espacio y aleja los malos espíritus. El agua, satisface la sed de las almas después de su largo viaje.
El Día de los Muertos es una ocasión para honrar a quienes se nos han adelantado en el viaje eterno y a través de estos altares, se celebra la continuidad de la vida a través de la muerte y se mantiene viva la memoria de los seres queridos.
Esta tradición mexicana demuestra que la muerte no es el final, sino un paso en el ciclo eterno de la existencia.
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