Purísima del Rincón, Gto.- Feligreses y habitantes de Cañada de Negros recordaron las miles de vivencias que tuvieron con el padre Leobardo Escareño Alonso, el cual falleció tras un accidente vehicular durante la noche del lunes. Aseguraron que esa noche estaba en una fiesta donde celebraron anticipadamente su cumpleaños.
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“Era una bendición que Dios nos mandó para nosotros aquí en nuestra parroquia, la verdad era un ángel de Dios, no aceptamos su muerte, pero Dios sabrá. Dicen que Dios se lleva lo bueno y ya lo ocupaba allá”, mencionó Leticia Ramírez.
Fue recordado como una persona muy querida, ya que no hacía menos a nadie, era amable, sencillo y sobre todo cariñoso con los niños y adultos mayores; un padre que se volvió especial para los habitantes de Cañada de Negros.
“Un señor cura como el padre Leo era una persona como nosotros, a diferencia de que él tenía los santos sacramentos que Dios le dio, fue elegido para ser el señor cura de aquí de la comunidad. Era un hombre con defectos y virtudes como usted, como yo. Digo que el padre fue lo mejor que pudo pasar por aquí”, agregó Leticia.
Por su parte, Feliciano Flores, mejor conocido como “Don Chano”, ya con 30 años seguidos de servir como sacristán en el Templo de Nuestra Señora de la Luz, comentó para Noticias Vespertinas que antes del padre Leobardo el lugar en el que servía era denominada “cuasi parroquia”, es decir, que formaba parte de la división de un vicariato o de una prefectura apostólica.
“El obispo Alfonso Cortés dijo que para él no había cuasiparroquia, es parroquia o no es nada, él la hizo parroquia y nos dejó a Leo, nos dijo, sáquenle jugo porque está nuevo, el padre Leo era excelente, qué más puedo decir, toda la gente lo quería”, mencionó.
También recordó que el padre servía a la hora que fuera y el día que fuera, ya que estaba dispuesto a servir a la gente, lo describen como una persona carismática y como sacerdote fue un hombre respetuoso, la gente lo seguía mucho, incluso gente que lo conoció cuando oficiaba misas en Romita, acudía a Cañada de Negros para escuchar la palabra de Dios de su voz.
“Yo poco platicaba con él porque siempre estaba a la carrera, me quedaron las ganas de sentarme y platicar con él de cosas, pero no, porque todo el tiempo estábamos ocupados, el padre Leo era muy celoso de lo que él planeaba se hiciera, como confirmaciones, bautizos, primeras comuniones, bodas, las hacía con mucha voluntad”, recordó.
Los habitantes de Cañada de Negros confirmaron que el domingo a la parroquia llegó el padre Sylvain Alohoungo, de los misioneros Combonianos a visitar al párroco Leobardo, porque eran sacerdotes muy cercanos.
“El padre Silvano (como era conocido Sylvain Alohoungo), al término de la misa de once nos pidió cantarle las mañanitas, toda la gente cantamos y luego le aplaudimos, el padre Leo dijo que no era su cumpleaños”.
“Yo recuerdo que una señora fue y lo abrazó y yo cada año le daba su abrazo, ya iba yo preparado y me dijo: no don Chano, hoy no es mi santo (cumpleaños), va a ser el viernes, de todos modos muchas gracias. Y no lo abrace y otra señora sí”, agregó Don Chano.
“Ojalá que el padre Leo se acuerde de mí e interceda por mí, yo trate de servirlo, aunque tuvo eritrocitos, pero él los veía y nunca me reprendió, nunca, él lo pasaba todo lo que se nos olvidó y yo estoy muy agradecido con él, porque cuando estuve muy grave en el hospital, él fue a visitarme, estaba bien atento a mi salud, yo pensaba que yo primero me iba a ir, no lo olvidaré en todas mis oraciones y pediré por él”, así se despidió Don Chano, del padre Leobardo Escareño.
El lunes por la tarde le hicieron una reunión en el parque, para celebrarle su cumpleaños, aunque el párroco advirtió que solo estaría un rato, ya que tenía que ir a León, a traer medicina a su mamá.
Así mismo, los feligreses también recordaron que el domingo el padre realizó una misa a las 2:00 de la tarde de un novenario, en la que durante su homilía donde dijo que era la fiesta de la Misericordia de Dios, donde mencionó: “Nosotros hay que entregarnos también a él, porque no sabemos el día que Dios nos recoja”, palabras que no podrán olvidar.