León, Gto.- Durante la edición número 70 del Rosario Viviente de León, los feligreses oraron por las familias y los centros de rehabilitación que ayudan a las personas con adicciones al alcohol o drogas y pidieron por quienes se dedican a la prostitución para que dejen de hacerlo.
Desde la tarde de este domingo, el evento anual que se realiza en el mes de octubre, congregó a los creyentes en una caminata del Arco de la Calzada al Estadio León, donde tuvo lugar el acto religioso presenciado por miles de personas.
Esta edición estuvo dedicada al Jubileo 2025 y al 160 aniversario de la Virgen del Seminario. Durante los misterios gloriosos, pidieron por las familias leonesas para que termine la violencia en su interior y por las juventudes que han optado por excesos.
Oración y fe en el 70º Rosario Viviente de León
En su mensaje, el arzobispo de León, Jaime Calderón Calderón, enfatizó en el egoísmo y la falta de amor actual en la sociedad.
“Ese es el sentido de la vida, el mundo está de cabeza porque ya no quiere amar, el egoísmo ha hecho presa de los corazones, de las familias, de la sociedad. El mundo ha querido construirse al margen de Dios y se ha ido creando otros ídolos”, dijo.
Al final del evento, el sacerdote habló sobre la importancia de Dios en la vida de la gente y de permanecer en la luz, no en la oscuridad.
“El mundo sin Dios es oscuridad, con Dios es luz como lo tenemos en nuestras manos, el mal no tiene la última palabra. Para nosotros, creyentes en Jesucristo, la última palabra es la vida, el amor, el egoísmo no tiene cabida, pero depende también de cada uno de nosotros que esa luz se encienda y que seamos luz, no tinieblas en nuestras familias y sociedad.
“Quién puede representar mejor la vida de ese amor hacia Dios como su único señor, de ese amor hacia los demás es nuestra madre María, ella es ejemplo, es la madre y la discípula, la que aprendió desde el seno materno a amar a su hijo Jesús y que aprendió en su humilde hogar a servir a los demás”, agregó.
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El sacerdote fue claro al decir que el mundo va a cambiar cuando las personas cambien de manera individual desde su interior.
“Llevemos este pensamiento en el corazón, el mundo va a cambiar cuando tú y yo cambiemos, sobre todo infundamos, permitamos que el amor de Dios, como María lo acogió y la transformó en una ofrenda de servicio y entrega a todos”.