León, Gto.- Poco a poco, las calles del centro de la ciudad, vuelven a lucir como antes. Familias completas paseando, sonriendo y hasta saboreando un helado. Los rostros de preocupación, ansiedad e incluso aburrimiento y desesperación, ya no se vieron este primer fin de semana de desconfinamiento.
Libres pero con restricciones
Algunos leoneses creen que existe la enfermedad, aunque saben que es momento de regresar a la normalidad. La mayoría, porta cubrebocas, es obligatorio para ingresar a la zona peatonal.
No negamos que el virus existe, pero mi esposa es costurera, tiene pedidos que entregar, telas, hilos, botones que comprar. Los niños no van a la escuela y están aburridos, por eso decidimos venir todos para distraernos un rato.
Explicó Mario Segovia, vecino de la colonia Pinar del Tajo.
Hay otras personas que no creen en el virus, pero por precaución, acatan las medidas, como el uso de cubrebocas y aplican la sana distancia. Ya entrando al primer cuadro de la ciudad, optan por quitárselo.
“Yo no creo que sea tan fuerte como dicen las autoridades, pero por lo pronto, tomamos las precauciones, hacemos lo que está de nuestra parte y ya, no queda de otra más que seguir adelante”. Expresó Laura.
Negocios cerrados
Sin embargo, no todos los negocios están abiertos. Solo los que las autoridades catalogaron como “de primera necesidad”. En contraste con una tienda departamental, en donde se aprecian varias personas comprando, hay otros comercios que lamentablemente, tuvieron que cerrar definitivamente.
En el lugar donde anteriormente colocaban carteles anunciando promociones, ahora está un anuncio con la leyenda “Se renta” o “se traspasa”. No sobrevivieron a la contingencia sanitaria.
Algo falta
“Es triste ver algunos negocios cerrados, pero pues lamentablemente, creo que no les quedó de otra, las rentas en esta zona son caras y sin vender, pues es difícil mantener sus locales a los comerciantes. Explicó un ciudadano, que acudió a la zona peatonal a realizar unas compras y que prefirió no dar su nombre.
Zapaterías, jugueterías, tiendas de ropa, de cosméticos, y comercios de accesorios para dama, incluso de manualidades y mercerías, ya comenzaron a ver a sus primeros clientes andar por los pasillos. Hasta las personas que se dedican a pepenar el cartón, volvieron a trabajar.
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En la zona peatonal, faltan los boleros, los vendedores de globos, las señoras que venden semillas, los jóvenes artistas urbanos e incluso los que ofrecen un cambio de compañía telefónica.
Las bancas, aún tienen la cinta que delimita su uso, pero eso, no les importo a varios que quisieron sentarse bajo la sombra de un árbol. Algunas cafeterías y restaurantes, ya lucían sus mesas llenas, como hace dos meses y medio.