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En México aproximadamente 10 de cada 100 niños nacen con alguna malformación, ante ello la importancia de los cirujanos pediátricos en el país, pues han ayudado en reducir esta cifra y que los niños tengan una vida normal después de la intervención.
“El cirujano pediatra opera un gran número de malformaciones congénitas, cardiacas, pulmonares, intestinales, entonces estos niños requieren hospitales como este (Hospital Pediátrico de León) que tienen la infraestructura para poder tener una hospitalización, que cuente con una terapia intensiva para recién nacidos o para niños más grandes y todo un grupo de personas, profesionales de la salud especializados en estos niños”, comentó Andrés Damián Nava Carrillo, presidente del Colegio y de la Sociedad Mexicana de Cirujanos Pediátricos.
El especialista señaló que entre las malformaciones más frecuentes en niños y que solamente requieren de una cirugía ambulatoria están labio y paladar fisurado, quiste tirogloso, adenoamigdalitis, hernias umbilicales, criptorquidia, malformaciones en el pene, problemas ortopédicos y secuelas de quemaduras, en la cual el paciente se retira a pocas horas se ser intervenido quirúrgicamente y en 8 días regresa para revisión y retiro de puntos.
Hay otros casos complejos donde niños deben permanecer de 3 a 8 días en hospitalización para recibir el correcto medicamento y los cuidados necesarios, tales como reconstrucción de intestinos, de riñón o de las vías urinarias.
“Afortunadamente cada vez hay menos malformaciones que le llamamos complejas por los programas nacionales de salud, en los cuales se invita a las mamás en tomar ácido fólico, a tener el control y seguimiento en el embarazo, el ultrasonido 3D en los cuales el ginecólogo o el médico de la reproducción puede detectar la malformación in-útero, eso nos permite estar preparados para atender al niño en cuento nazca”.
El desarrollo de tecnología y contar con personal capacitado ha permitido que en México se reduzca la mortalidad de niños con alguna malformación, pues anteriormente morían 90 de cada 100 niños y ahora sobreviven 95 de cada 100 menores con alguna malformación.
