León, Gto.- La misa oficiada por el padre Antonio Borja Vargas, rector de la Catedral Metropolitana de León fue dedicada a enfermos y víctimas de Covid-19 y por el eterno descanso del presbítero Pedro Ramírez Zapatero que ejercía su ministerio en la parroquia de San Marcos y pereció el día de ayer a causa del virus.
“En este tercer domingo de adviento es pedir a Dios tener la capacidad de entender su palabra”, expresó.
Primera Lectura
Borja Vargas mencionó que en este día, San Lucas ofrece en la lectura de su Evangelio su obra narrativa y la presentación solemne de Jesús y el inicio de su misión en la sinagoga de Nazaret, ya que sin conocer en persona a Jesús, transmite y comparte su experiencia como si San Lucas estuviera presente en el oratorio.
“Estando en la expectativa de lo que Jesús pronunció eso que en el pasaje de Isaías se proclamó se cumplió, ¿Qué es lo que se cumple? El año de gracia, Jesús viene a inaugurar un nuevo tiempo, es el que viene a sanar a los enfermos, a liberar a los oprimidos, a quitar el demonio a los poseídos, es Jesús el Dios que se hace uno de nosotros y que nos rescata de la miseria de la que pudiéramos estar”, dijo el presbítero.
Segunda lectura
La segunda lectura de San Pablo se dirige a sus discípulos de corinto y les dice “La iglesia es como un cuerpo, quien dirige al cuerpo es la cabeza y el resto de los miembros participan en relación a lo que la cabeza manda y todos los demás forman un solo organismo, por eso la mano es tan importante como el pie, por eso la boca no le puede decir a la nariz quítate no te necesito, todas las partes del cuerpo son importante”.
El padre Antonio Borja Vargas mencionó que todos somos unidad y Cristo es la cabeza, del mismo modo, dijo que esto que Pablo dijo a la iglesia se aplica a la familia.
“Si en la familia no entendemos que somos una unidad, aunque sea muy numerosa, virtuosa puede ser una familia dividida, si no entendemos el significado se pueden hacer bandos que pueden declararse la guerra, vemos a nuestros prójimos como enemigos y somos piedra de tropiezo”.
Para finalizar pidió a los fervientes pedir a Dios la gracia de poder ver a Jesús en la vida, que abra sus oídos para escuchar su palabra.