Caminando por la calle Ceylan girando por la calle Sudán en la colonia La Escondida, encontrarás una casa de dos pisos decorada con macetas llenas de flores en el balcón, justamente ahí vivió Noé o como lo conocían sus amigos “Sot”. Con apenas 19 años de edad se truncaron las metas y sueños de este jovencito un 17 de mayo de 2013.
La señora Eva, su madre, tiene un puesto de ropa que saca los días viernes y domingo; desde su silla, contempla la imagen de su hijo en un mural que está enfrente de su casa y que fue mandado hacer por sus seres queridos.
Con lágrimas en los ojos, la señora Eva reconoce que ha sido muy doloroso poder vivir sin Noé, inclusive no puede evitar que se le haga un nudo en la garganta cuando la gente le sigue preguntando por él, lo mismo le pasa a toda su familia.
"Mi hermano era muy alegre, le gustaba patinar y hacer graffiti, defendía a su familia a capa y espada… era único", comentó Karina
“Se aventó de cabeza de un tobogán y cayó al fondo de la alberca y se quebró su vertebra. Él estaba vivo de puro milagro”, dijo Karina.
Cuando la cruel noticia llegó a sus padres, ellos se encontraban en un rancho y tuvieron que trasladarse a un sanatorio en Silao; los doctores no se explicaban cómo el golpe tan fuerte que recibió Noé lo mantuviera consiente. “De hecho platicaba con mi mamá, hablaba bien, lo único que no podía hacer era mover su cuerpo”. Aun así, no les daban esperanza de vida, sin embargo especialistas realizaron un procedimiento quirúrgico. “Había salido todo bien”.
A un mes de estar internado, le salieron unas llagas en el estómago, nuevamente le iban a practicar una cirugía, pero a ésta no resistió y falleció.
Su familia no daba crédito a este lamentable suceso, y aquella casa de dos pisos fue decorada con más flores y coronas pero esta vez para recibir el cuerpo de aquel muchacho que cuando era niño, corría y hacía travesuras en aquel lugar donde ahora reposaría.
“Era tan querido mi hermano que el día de su velorio vino gente desde Irapuato; venían vestidos con playeras blancas y globos blancos”.
La gente que fue a darle su último adiós, optó por caminar detrás de la carroza para darle sepultura en el panteón San Sebastián.
El “Sot” también es recordado en un mural que está en la calle San Julio en la colonia Santa Clara y en otro que está en la calle Ceylan.
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En este último también son recordados José Refugio quien falleció un 7 de mayo, a causa de una enfermedad renal, y Fernando Villegas Rayas, sobrino de don José.
Fernando falleció cuando se encontraba trabajando y por descuido tocó unos cables de luz con un artefacto de metal, se electrocutó y cayó de un nivel de dos pisos.
Cada 12 de diciembre es decorado con flores y lucecitas de navidad el muro y un padre va oficiar una misa en aquel altar, los vecinos se reúnen para hacer guardia toda la noche.
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Y para el Día de Muertos en este enorme mural, vecinos llevan fotos y se cooperan para realizar un altar tradicional del tamaño de la virgen y ahí recuerdan a sus seres queridos.