León, Gto.- El narcotráfico tiene diferentes formas de reclutar jóvenes a sus filas, una es el forzado y otra son los jóvenes seducidos por el estilo de vida del narco, que se suman de forma voluntaria. Por lo general los muchachos que deciden ingresar a los grupos criminales vienen de familias disfuncionales con ingresos bajos y mínima escolaridad, sin opciones laborales, educativas, religiosas, deportivas, económicas o de movilidad social, informó David Saucedo, consultor en seguridad.
En Guanajuato en todos los municipios donde hay presencia de los cárteles hay reclutamiento, la edad de los muchachos oscila entre 15 y 25 años de edad, muchos de ellos morirán antes de alcanzar los 50 años porque son asesinados y otros son detenidos.
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“Tienen una trayectoria muy breve, que empiezan como halcones, luego narcomenudistas, en ocasiones sicarios y algunos llegan a tener posiciones más altas como jefes de sicarios o de plaza, pero la mayoría mueren a edades muy tempranas o son detenidos y purgan condenas en el sistema penitenciario”, relató.
Muchos de esos jóvenes son incorporados a los ejércitos del narco de manera forzada para ser sicarios, halcones, narcomenudeo, entre otros. Tienen familiares en los llamados colectivos de búsqueda de personas.
El experto en seguridad explicó que para el entrenamiento del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) sólo un porcentaje mínimo se entrenan para sicarios, pues la capacitación es muy dura y muchos no sobreviven.
“El entrenamiento es físico algunos los obligan a comer carne humana, a decapitar personas, entre otras cosas. Hay algunos sicarios que no pasan por sus centros de entrenamiento”, compartió.
Los primeros que comenzaron a torturar de esa forma a los contrarios fueron Los Zetas, que desertaron del Ejército Mexicano, eran integrantes de fuerzas especiales, que se unieron al Cartel del Golfo, se convirtieron en su brazo armado y después se convirtieron en un cártel. Después el Cartel de Sinaloa, el Cártel de Michoacán.
Sin embargo, el Cártel de Santa Rosa de Lima cometió narcoterrorismo con narcobloqueos en zonas carreteras, asesinatos de policías y coches bomba.
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Pocas las opciones para estos jóvenes
De los jóvenes que se integran voluntariamente al ejército del narcotráfico también sólo algunos llegan a los centro de entrenamiento, donde se capacita a los grupos de élite “se requiere cierta condición física, cierta edad, capacidad, educación para que ellos puedan entrar en los límites con el estado de Guanajuato”.
Los grupos de son un grupo reducido, muchos se quedan en la escala de narcomenudistas, otros como personal operativo para carga y descarga, compra de vehículos, manejo administrativo, que no tiene nada que ver con arma de fuego. Otros se les asigna para halconeo (vigilancia) narcomenudeo, entre otras cosas.
El asesor de seguridad explicó que hay otros jóvenes especialmente en las áreas rurales o que sus padres se incorporaron a la zona urbana pero tienen pocos estudios. Sólo tienen tres opciones: dedicarse al comercio informal, migrar hacia Estados Unidos o incorporarse a los ejércitos de narco.
“Son las opciones de los jóvenes que carecen de opciones de desarrollo, optan algunos de ellos se incorporan por la movilidad social que provoca el narco y permite que muchos jóvenes de escasos recursos puedan superar la barrera de la pobreza a tener un modo de vida que aunque sea efímero, les permite sacar adelante a sus familias”.
Hay personas que no tienen ningún vínculo con el crimen organizado y están muriendo, son personas de la tercera edad, mujeres, niños y adolescentes que mueren porque tienen algún familiar vinculado con el crimen, “los carteles sólo matan a la familia del narcomenudista, mujeres embarazadas, bebés, Guanajuato es el primer lugar asesinato de menores de edad (...), y los cárteles en esta estrategia de terror para dispersar a los narcomenudistas de la competencia con esto buscan enviar el mensaje y tratan de minar la base laboral”, explicó.
Hacen falta anexos bien vigilados
Destacó que los anexos fueron un semillero del Cártel de Jalisco Nueva Generación, por lo que cuando José Antonio Yépez Ortiz “El Marro” se enteró de esa situación en su momento y cometió masacres como la de Irapuato donde murieron una veintena de jóvenes.
“Esos lugares se convirtieron en centros de consumo y centros de reclutamiento, no todos, pero muchos de ellos; a razón de esto el gobierno tomó la decisión de clausurarlos lo que fue erróneo, debió depurarse, custodiarse es decir tutelar los anexos, porque actualmente no existen espacios de rehabilitación para las personas con adicciones en el estado. Se debe atender desde el punto de vista de salud, para lo que se requieren clinicas, medicos, terapeutas, programas de reinserción social, etc.”
Este reclutamiento el CJNG se daba en donde estaban los anexos establecidos especialmente en Irapuato, Celaya, Abasolo, León. En algunos municipios como Manuel Doblado incluso contrataba a ex policías y “la gente al ver la situación económica complicada derivada de la pandemia también optó por opción”, dijo .
Reclutan en comunidades rurales
El entrevistado informó que del Cartel Santa Rosa de Lima recluta especialmente las zonas rurales donde tiene el apoyo, porque cuando hacían operativos en su contra salían hombre y mujeres que ponían barricadas.
Sobre todo a jóvenes de las comunidades que tienen un pariente o un amigo que forma parte de la delincuencia organizada y los incluye en las actividades delictivas.
Son muchachos que no tienen opción más que integrarse al comercio informal, migrar a Estados Unidos o esperar varios años para comprarse una camioneta o comprarla en un año si trabaja como sicario.
Una vez que se alcanza la mayoría de edad esa es la opción trabajar en el rancho de los patrones, dedicarse como guachicolero y al robo de vehículos.
“Ellos prefieren comprarse una camioneta o una troca como le dicen o también una casa en un año a esperar varios años para poder hacerse de una”, finalizó.
