León Gto.- Este Día de la Niñez debería ser una fecha llena de alegría y celebración para las niñas y los niños de todo el mundo, sin embargo, la realidad de muchos de ellos es diferente, ya que al vivir en condiciones extremas de pobreza, deben de trabajar para ayudar en la economía de la familia.
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Mientras algunos infantes celebran gustosos este día tan especial, la otra cara de la moneda, refleja las carencias de la infancia que vive en un ambiente de pobreza, donde niños y niñas fueron vistos vendiendo dulces o pidiendo limosna en algunos cruceros de la ciudad.
Jugaban con ladrillos, piedras y todo lo que encontraban en el suelo, esto mientras esperaban que el semáforo se colocará en la luz roja para acercarse a los vehículos y pedir limosna; había algunos que daban un show pequeño de acrobacia o malabares a cambio de algunos pesos.
Una realidad que cada vez es más común, ya que no hay cruceros en los que no se pueda ver en algún momento a estos pequeños vendiendo golosinas, limpiando parabrisas o simplemente pidiendo alguna moneda.
Estos niños están expuestos a enfermedades, violencia, abuso, explotación y en algunos casos a las drogas; al no tener acceso a una educación de calidad, una buena alimentación, una salud integral y un ambiente seguro y protector, su futuro se vuelve incierto.
La pobreza infantil es una realidad que afecta a millones de niños y niñas en el mundo, y que tiene consecuencias negativas para su desarrollo físico, cognitivo, emocional y social.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el cuatro trimestre de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOEN) 2022, en México residían 15 millones de niñas y niños de 5 a 11 años, lo que representó 11% del total de la población, de los cuales 280 mil 899 no asistían a la escuela, lo que representa cerca del 2%.
De los 280 mil 899, el 56% correspondió a niños y 44%, a niñas; en los hogares donde, al menos, residía una niña o niño de 5 a 11 años que no asistía a la escuela, 73% de las jefas o jefes del hogar ocupados, trabajaban de manera informal; este porcentaje disminuye a 55% en las jefas o jefes de los hogares donde todas las niñas y niños asistían a la escuela.