León, Gto.- Mientras los leoneses se preparan para comprar sus estrenos, cena de navidad y hasta el lugar donde pasarán la Navidad. En Brisas del Campestre Don Maximino piensa en comprar siete pesos de tortillas para cenar y luego acostarse para al día siguiente seguir con su rutina.
“Don Max” todos los días está en la glorieta principal de Brisas del Campestre, llueve, truene o relampaguee esperando una limosna para comer por una persona que le regale un taco.
“Así es la vida de un limosnero, no festejamos pero le tenemos que talonear para poder comer”, expresó.
El hombre platicó que un amigo de buen corazón le prestó un departamento amueblado para cuidarlo. Tiene tres hijos pero ni uno lo busca y ese lazo afectivo ya se perdió, pues no conoce del paradero de ellos, sólo tiene unas tías en Lomas de la Trinidad pero ya no las visita porque no tiene ni para el camión.
“Me encierro temprano porque no tengo con quien estar ni con quién pasar este día, me compró siete pesos de tortillas y me sobra para el día siguiente, ya no como mucho”, indicó.
El señor de 66 años tuvo un accidente el cual le impide caminar y fue hasta que le regalaron una muleta es que empezó a salir a la calle a pedir dinero para un taco, cuando le toca suerte toma camión para ir a Las Torres y si no se va caminando a su ritmo.
“Las personas normalmente hacen de 25 a 30 minutos caminando a Las Torres y yo hago 45 minutos porque no puedo pisar bien”.
Una sobrina es quien se ha comprometido a apoyarlo para que le llegue su apoyo del Gobierno Federal (Pensión para Adultos Mayores), con este dinero ya tiene asegurado su comida de la vida.
ASÍ ES VIVIR EN SOLEDAD
“Don Max” para disimular que le duele su soledad aprieta sus dientes a más no poder y se pasa la saliva disimuladamente y explica que nunca llegó o se imaginó estar en la situación que ahora vive.
Si no fuera por la persona que le prestó el departamento, viviría en los rincones de las casas quizás entre basura y cobijándose con cartones.
Otro gesto que le hace sentir triste es cuando pide limosna y la gente lo ve mal porque no tiene otro sustento. Aseguró que le da vergüenza ser limosnero pero lo hace por necesidad, porque no tiene otra manera de mantenerse.
Sin embargo, los días más felices es cuando el dueño del departamento va a checarlo, es cuando le lleva jamón, jitomates y comida.
Maximino tiene un suéter de la Virgen de Guadalupe que es su única protección de las balas pérdidas, pues otro de su mayor temor es morir a causa de la inseguridad que se vive en Brisas del Campestre.