Irapuato, Gto.- Han pasado tres días y el luto no se ha ido de Arandas. En nueve de las 922 casas que tiene Arandas hubo tristeza, algunos por estar velando a los jóvenes que fueron asesinados en el anexo “Buscando el camino para mi recuperación” y otros más, porque sus cuerpos aún no les eran entregados. La agonía para ellos se ha extendido.
Doña Rosy es una de ellas, ella perdió a tres de sus hijos: Geovanny, Omar y Cristian; dos de ellos se encontraban internados y el más joven que solo les había llevado algo de beber, pues el anexo le quedaba cerca, pero eso a los atacantes no les importó y también lo acribillaron.
Doña Rosy comentó que aunque mucha gente se acercó a ella para ofrecerle apoyo, al final no recibió nada, por lo que se retrasó la entrega de los cuerpos de sus hijos, mismos que serán sepultados hasta el sábado y no el viernes, como sí sucedió con otros.
“El delegado empezó a decir que nos había dado las cajas para los cuerpos, pero no es verdad, hemos tenido que buscar por otro lado para cubrir eso y la verdad nos es muy difícil por que son tres, seguimos en espera más que nada por falta de dinero”, dijo doña Rosy, quien hasta el mediodía del viernes aún no sabía nada de Geovanny, Omar y Cristian.
Rosy no ha parado de llorar desde la tarde de ese maldito miércoles, como ella lo llama. Se siente culpable, pues dijo que aunque ingresó a sus hijos al centro de rehabilitación con la intención de que se recuperaran, cree que tal vez hubiera sido mejor dejarlos en el vicio, pero que estuvieran vivos. Rosy sigue en shock, todo le pasa por su cabeza.
“Cuando llegue al anexo ese maldito día, intenté quitarle el arma a un policía para dispararme, por que yo lleve a mis hijos a ese lugar, yo también sentía que merecía morir”.
Velorios en tres kilómetros
De acuerdo con vecinos, fueron aproximadamente 12 personas de la comunidad de Arandas las que perdieron la vida. Es decir, en un radio de no más de tres kilómetros vivían casi la mitad de los internados en ese anexo, pues también hubo velorios en colonias cercanas como, El Cerrito, El Naranjal y Las Américas.
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“En la comunidad todos nos conocemos y no podemos evitar sentir dolor e impotencia, la mayoría de esos jóvenes los conocimos desde bebes y también al encargado del anexo lo conocíamos bien, el tenia toda la intención de rehabilitar a mas personas, no eran delincuentes, solo estaban enfermos pero querían curarse”, exclamó una pariente de unos de los fallecidos.
A escasos metros, sobre la calle Niños Héroes, velaban también a Marco Antonio Castillo, un joven de 32 años, quien llevaba apenas dos meses ingresado en el centro de rehabilitación, esto tras una recaída en el consumo de sustancias. Éste fue uno de los pocos cuerpos que entregaron durante la mañana del viernes, ya que de acuerdo con testimonios aun faltaban varias familias, las cuales esperaban a que trajeran los cuerpos que fueron trasladados a otros municipios pues aun tenían que prepararlos para el velorio.
Y es que lo cuerpos de los jóvenes fueron llevado a León, San Miguel de Allende y Celaya, pues el espacio del Servicio Médico Forense de Irapuato se vio saturado, pues nunca en el municipio habían asesinado a 26 personas en un día.