“¿Me da mi calaverita?” Menores salen a pedir dulces

Llegaron a la Feria del Alfeñique y locales de Zona Centro para mantener "viva" la tradición

Rosario Horta | El Sol de León

  · lunes 31 de octubre de 2022

Fotos: Ricardo Sánchez | El Sol de León

León, Gto.- “¿Me da mi calaverita?”, con esta expresión decenas de niños salieron de sus hogares a las calles de la ciudad para pedir dulces, ya sin miedo de desafiar a la muerte provocada por el COVID-19.

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Disfrazados de zombies, brujitas, vampiros, calaveras, catrinas y personajes de televisión como Chuky, Jason y payaso Pennywise, llegaron a la Feria del Alfeñique y locales de Zona Centro para que les dieran su calaverita.

Andrea y Nailea acompañadas de su mamá salieron desde el 31 de octubre y seguirán pidiendo dulces hasta el 2 de noviembre para llenar su calabaza y poder comer toda la semana.

Fotos: Francisco Carmona | Noticias Vespertinas

“Queremos llenar la calabaza de dulces, para que mi mamá no gaste tanto dinero en comprarnos las golosinas que tanto nos gustan”, dijo Andrea.

En cambio, María, madre de las niñas recordó que anteriormente en las colonias todos los niños se juntaban para pedir dulces y era un día especial porque una vez al año podían salir con amigos y vecinos sin supervisión de un adultos, era un día especial en el que conocían amigos de otras colonias y se juntaban para gritar casa por casa “¡Queremos halloween!”.


“Cuando en una casa regalaban dulces todos los niños corríamos para alcanzar, a veces nos formábamos hasta dos veces, al final de la noche nos reunimos para contar los dulces y el que tuviera más era reconocido como el niño más astuto; las familias que regalaban adornaban sus casa y daban dulces de caramelo macizo o fruta como naranja, plátanos y mandarina”, mencionó María.

Se cuenta que esta tradición de pedir “calaverita” se originó en el siglo XVIII cuando las familias adineradas montaban altares de muertos a sus seres queridos. Los niños que no contaban con recursos pedían a los ricos lo que sobraba de sus altares.

Otra creencia señala que el niño macehual quedó huérfano y al no tener cómo alimentarse salió a pedir su “calaverita” para conseguir comida y fue así como esta tradición llegó para quedarse, cada primero y dos de noviembre con la famosa frase “¿Me da mi calaverita?" Los niños salen de sus hogares con la esperanza de que les regalen dulces.

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