Los artistas y músicos urbanos leoneses están en peligro de desaparecer por falta de permisos que otorga la Dirección de Comercio y Consumo.
En el jardín de San Juan de Dios, todos los días puedes encontrar a Andrés Chávez Granja, músico marimbista o mejor conocido como músico filarmónico. Él lleva 25 años regalando a cambio de unas monedas sonidos del sur a turistas y leoneses con cálido sonido que producen sus teclas de madera tras ser golpeadas.
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Andrés es un músico lírico y aprendió con tan solo ver y escuchar a sus compañeros quienes se negaron a enseñarle todo lo relacionado con la marimba, él afina sus maneras y también le da mantenimiento, su instrumento es su fiel compañero.
“Un amigo de Veracruz y otro de Chiapas tocaba la marimba, siempre me llamó la atención la música, yo les pedía que me enseñaran y nunca quisieron. Yo los veía y de ahí comencé a escuchar y observar cómo tocaban y fue que aprendí yo solo”.
“Lo que ellos tocaban yo lo fui interpretando a puro oído. Esta marimba me la vendió un buen amigo de Veracruz que me vio tocando con otros compañeros y vio como batallaba y de ahí yo mantenía en ese tiempo a mi madre y fue hace 28 que me costó 5 mil pesos pero ya era usada”, platicó.
Para el músico, su instrumento es el sustento de su casa, con él dinero que gana provee de alimento a su familia y paga los servicios de su hogar, su esposa también trabaja para sacar a su familia adelante.
Sin embargo, estos últimos días ha estado pensativo, pues en la Dirección de Comercio y Consumo le comentaron que tiene que tener permiso para continuar trabajando y como en anteriores administraciones no le habían pedido permiso, ahora se encuentra entre la espada y la pared porque teme quedarse sin su única fuente de ingresos.
“He ido a Presidencia al Miércoles Ciudadano para arreglar mi permiso, yo tengo toda la disposición pero por una cosa o por otra nunca puedo arreglar, ya me dijeron que ya no están dando permisos”, comentó.
Platicó que hay otros compañeros que se encuentran en la misma situación, sin embargo, los trámites son tardados lo que le ocasiona gran angustia pues de no conseguirlo tendrá que dejar su oficio que tanto ama.
Así como Andrés, hay un grupo de jóvenes artesanos que también buscan que los trámites no sean tan complejos pues es su forma de ganarse la vida y aunque en años anteriores no les pedían permiso están en toda disposición de tramitarlos siempre y cuando se les permita trabajar.