Fue un año perdido para distintos negocios en Guanajuato tras la pandemia, el balneario Splash a poco más de dos semanas de abrir nuevamente sus puertas a la gente, luce con albercas solas, estacionamientos con pocos automóviles, visitantes que llegan a cuentagotas, la nueva normalidad es desoladora para un lugar en el que debería haber felicidad.
Sobre la carretera Silao-León se encuentra unos de los lugares de esparcimiento con más tradición en el estado, la mayor afluencia de gente se hace presente principalmente en Semana Santa, en dicha temporada la entrada y salida de automóviles es constante, este año un contraste con dicha época se puede observar desde la entrada.
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Solo una de las tres taquillas en la entrada está abierta, ni una sola persona está formada, un par de empleados se encuentran a la espera de visitantes, el arco sanitizador colocado poco antes de entrar expide cíclicamente sanitizador aunque no haya quien lo reciba.
Fueron varios meses que el parque acuático permaneció cerrado, afortunadamente ninguno de los empleados fue despedido, y es que dicen, el parque necesita mantenimiento continuo, parte del optimismo que mantienen para recuperarse el próximo año.
6 meses sin recibir visitantes
Ramón Ramírez Parada, gerente general del Parque Acuático Splash, platicó al Sol de León que la pandemia los puso a prueba, reconoce que el 2020 fue un año de pérdida económica, no tiene cuantificado cuánto; indicó que ellos cerraron sus instalaciones a finales de febrero, antes de que las autoridades llegaran a cerrarlos, aún y con la temporada de Semana Santa en puerta.
“Nosotros lo hicimos voluntariamente (cerrar), duramos 6 meses cerrados, lo cual nos perjudicó mucho en todos los ámbitos, en el económico, el social, hasta en lo moral”, plática el gerente de Splash, quien acepta que la afluencia de clientes no es buena luego de la apertura hace tres semanas.
El gerente no cuenta con cifras exactas de cuántos clientes reciben en una temporada alta, habla de porcentajes que mide “a ojo de buen cubero”.
“Bajo muchísima la afluencia, de hecho lo que es ahorita la parte de finanzas de la empresa está cuantificando por todo lo que son las, que sí son cuantiosas; este negocio no ha despedido gente, porque necesita de mucha mano de obra, de mucho mantenimiento y estuvimos trabajando en esos días”, comentó el gerente.
En el parque acuático no hubo recorte de personal, si hubo rol de días para trabajar, incluso hubo consideración para los empleados a contraer la enfermedad, es decir, quienes tenían alguna enfermedad crónica o en edad vulnerable.
Dentro del parque hay uno que otro visitante en la mesas disponibles, ya que hay una área delimitada señalizada con cintas que restringen el paso, los empleados, todos, usan cubreboca, Memo, es uno de ellos, el joven mesero, platicó que fueron 6 meses de espera e incertidumbre, regresaron a trabajar con un poco de temor a contraer COVID 19, lo aceptan, pero el riesgo no desaparece y hay que llevar el sustento económico a su hogar.
Bajo una de las grandes sombrillas que tiene el parque, un par de empleados, ya de mayor edad, contentos preguntan qué la gente prefiere en esta época las albercas de agua tibia, se nota que están sonriendo a pesar de su cubreboca oculta aquella expresión; dicen que el riesgo de contagio está latente en todos lados, incluso en los mismos hospitales, por lo que para ellos el salir a trabajar no merma su desempeño, limpian las albercas, dan mantenimiento al pasto, todo con normalidad, eso sí, con las medidas sanitarias que les indican, “la nueva normalidad” le llaman.
Visitantes sin temor al contagio
Entre los pocos visitantes que se dejan avistar en la zona del parque parque acuático, están un par de adultos mayores que dicen haber llegado con otros integrantes de la familia, 9 en total, ellos llegaron desde Cerrito, San Luis Potosí.
“Hay poca gente, siempre está muy limpio, pero ahora está más; no habíamos salido antes, pero ahora si, incluso traemos un alcohol en atomizador, pero vimos que estaba limpio, están desinfectando todo” platicó María de los Ángeles Palacios, quien a pesar de rebasar los 60 años y no llevar cubreboca, disfruta su día en el balneario como si nada pasara.
Vacas flacas, por lo menos hasta marzo del próximo año
Llega la temporada de frío, los atuendos veraniegos y las ganas de un chapuzón desaparecerán por un tiempo, el gerente de Splash, augura que viene una temporada baja para ellos, algo normal en el año, sin embargo, la pandemia le da un extra para que el parque tenga menos afluencia.
“Como este negocio es cíclico, tenemos temporada buena y temporada mala, ya empezando noviembre, empezamos en la etapa más difícil del año, porque ya viniendo el frío, nos afecta mucho en lo que es la taquilla y la asistencia a las instalaciones, todo esto dura hasta el mes de febrero, casi marzo, cuandos se vuelve a reactivar todo”, comentó Ramón Ramírez Parada.
Estrategias de venta, distintivos, clientes arraigados, tal vez este año no sirvan mucho para generar mayor visita de gente, a pesar de eso, el balneario seguirá abierto, el optimismo, nadie se los quita.