Ser policía es un trabajo difícil, vulnerable, pocas veces comprendido y muchas veces criticado. Ser mujer policía, es aún más complicado y no precisamente dentro de la corporación, sino ante la comunidad en donde el machismo, la discriminación y las etiquetas sociales son barreras con las que se enfrentan las oficiales.
Guadalupe Alejandra Santos Torres y Edith Sánchez Pedroza, saben todo lo anterior, están conscientes del riesgo y a lo que se enfrentan. Sus ganas de ayudar al prójimo y ser empáticas con las mujeres, dando muestra de sororidad y valentía las motivaron a ingresar a las filas de la Policía Municipal de León. Ellas saben que las mujeres pueden e incluso, pueden hacerlo mejor.
Siempre quise ser policía
Tiene 32 años y apenas uno en la corporación. Desde que estaba en la secundaria, tenía la inquietud de ser policía. Le llamaba la atención la labor y además, la impotencia y el coraje que sentía al ver que las mujeres eran víctimas de delito, la llamaban a hacer algo por cambiar el panorama, aunque sea, ayudando poquito y poniendo un granito de arena.
“Siempre quise ser policía para ayudar a la gente, sobre todo a las mujeres, fui testigo de que algunas eran golpeadas, o que alguien les robó, quería ayudarlas de alguna manera”.
Con el tiempo, el sueño se postergó, Lupita formó su familia, tiene dos hijos Natalia de 13 y Nicolás de 12, trabajaba en un consultorio dental y hace más de un año, expresó a su familia el deseo de ser policía, recibió el apoyo y así comenzó su carrera.
Siguió el ejemplo de su abuelo
“Mi abuelo materno era militar, un día mi mamá llegó a la casa con un folleto y me dijo que ingresara como policía, ella fue la que me motivó”, así platica Edith Sánchez Pedroza, cómo fue que llegó a formar parte de la seguridad pública de León.
Edith estudió una carrera técnica en preparación de alimentos y bebidas, algo muy distinto a lo que hace ahora. Nunca ejerció y cuando decidió ingresar a la Policía, supo que este era su camino. Ella tiene nueve meses en la corporación, aún no es mamá pero apoya a sus compañeras que sí lo son. Ser empática y comprensiva, para ella es algo muy importante.
“El cambio inicia con uno mismo y dentro de la Secretaría, es muy difícil y cansado a veces el combinar el trabajo con las labores del hogar y para quienes tienen hijos pues es más complicado, por eso yo trato de apoyar, cuando alguna compañera necesita ayuda, yo quiero estudiar Psicología y seguir siendo parte de la corporación, quiero seguir aquí dentro por mucho tiempo y hacer una carrera policial”. Expresó.
Pequeñas acciones hacen el cambio
Tanto Edith como Alejandra, agradecen el reconocimiento y apoyo que han tenido por parte de la ciudadanía. Si bien tienen poco tiempo como oficiales y aún no han vivido experiencias que les marquen su vida, si han participado en pequeñas acciones, como atenciones a lesionados, detenciones y otros tipos de ayuda que les han dejado un buen sabor de boca.
“Hay malas acciones, pero son muchas más buenas las cosas que se hacen, los mismos ciudadanos nos reconocen, nos dan las gracias e incluso saben que no todos los elementos son malos, eso nos hace sentir orgullosas”, comentaron las jóvenes uniformadas.