El arzobispo de León, Alfonso Cortés Contreras, invitó a los feligreses a no vivir con miedo, a dejar de ser superficiales y ejercer con pasión, pero sobre todo a educar a las familias.
Aseguró que Cristo dice “no tengan miedo”, pues quien no tiene miedo tiene serenidad y armonía en su vida, pues cuando una persona vive en el temor está dividida, débil y en la incertidumbre.
➡ Suscríbete a nuestra edición digital
“Cuando los hijos viven en el miedo no se forman como personas humanas, cuando tienen autoritarismo, violencia en su casa y eso es lo que muchas veces hoy estamos padeciendo en nuestra sociedad: las familias, la violencia no es solamente el golpear, el matar, la violencia es de muchas formas”.
Y continuó: “El no atender a las necesidades del otro, el no saber apreciar que el otro tiene cualidades y que el otro necesita ser ayudado para crecer, el que no es escuchado, el que no es ayudado en sus necesidades fundamentales, materiales, de salud, espirituales, de relación social y eso es vivir en el temor y en el miedo y Cristo dice: no tengan miedo”
Con esto Cristo viene a dar la salvación, aseguró, viene a darle al hombre la plenitud de vida, una vida buena, segura, transparente, pero al mismo tiempo esa expresión de que este preparados es una invitación a darle calidad a la vida.
Comentó que el ser humano debe estar atento a la vida viviendo el presente, aprendiendo del pasado, mirando con serenidad el futuro, pues sólo así se logra un vida digna, cuando tienen paz en el corazón y capacidad de realizarse como persona y ayudar a otros.
“Por eso cuando Cristo dice: tengan fe, paciencia, pero estén preparados, ¿Saben a qué nos está invitando también Jesús? A no ser superficiales en nuestra vida, a darle importancia a nuestra vida y en el sentido cristiano, Jesucristo nos invita a que vayamos en la vida cristiana en lo esencial que es estar preparados para seguir a Jesucristo”, agregó.
Dicho de otra forma, dijo, a retirar de cada quien una idea de un cristianismo y una iglesia “pasiva”, de ser cristianos ”incoloros”, sino más bien ser apasionados de Cristo, pasión por la vida y la fe, además de educar y ayudar a la familia y a un México mejor, no ser personas superficiales.