¡Gracias Abuelos!

Un abuelo es el ángel guardián de un nieto

Rosario Horta, Christian Rendón, Montse Ramírez y Rocío Godínez | El Sol de León

  · domingo 28 de agosto de 2022

Fotos: El Sol de León |

León, Gto.- Un abuelo es el ángel guardián de un nieto, les brinda amor para que crezcan sanos y felices en la mayoría de los casos siguen siendo el pilar del hogar sin embargo, no todos corren con la misma suerte.

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Tal es el caso de la señora Feliza Ramírez quien después de quedar viuda duerme en la calle y continúa trabajando para apoyar a sus hijos y nietos.

La “Güera” como es conocida, vive en una banqueta frente al Parque Hidalgo, sentada en una silla de plástico, cuidando los carros de comida que su esposo le heredó, tiene temor a que se los roben porque son su hogar, su único sustento y el recuerdo de su primer y último amor.

Los carros tienen más de 40 años, su base son piedras y no los puede mover porque de ser así se destruirían debido a que están carcomidos por la humedad, el tiempo y el clima.

Foto: Luis Moreno | El Sol de León

“Mi mayor temor es que me quiten de aquí, no tengo a dónde a ir, antes vivía en unos departamentos por la calle Apolo pero el dueño me sacó y no me dejó sacar mis muebles, ahora jóvenes que se metieron tienen mis cosas… lo único que pude sacar fue algo de ropa”, mencionó.

En su carrito donde vende duro, guacamayas, tacos dorados y hotdogs, resguarda botellas con agua que llena de la fuente para lavar su ropa y mantener limpio su lugar, solo compra cloro para desinfectarla, tiene bolsas, lonas y sombrillas que le han regalado para resguardarse de la lluvia, además tiene una bolsa con juguetes que la gente le regala, estos son para sus nietos a quien ama con todo su corazón.

Foto: Luis Moreno | El Sol de León

“Yo me puedo valer por mi misma, y si sigo trabajando es por mis hijos y mi nieto, aunque mis ventas son nulas siempre trato de tener algo para que la gente me compre y sacar algo de dinero”, expresó.

Otro de su miedo son las lluvias ya que con el aguacero de la semana pasada el agua por poco se lleva su carrito de hotdog.

“No dormí toda la noche por estar deteniendo mi carrito, porque si se lo lleva el agua qué hago yo, hasta un guardia de aquí adelantito vino y me prestó tu chamarra para que no me mojara”, mencionó.

Foto: Luis Moreno | El Sol de León

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el año 2020 residían en México 15.1 millones de personas de 60 años o más, que representan 12% de la población total, dichas cifras también arrojan que en el país, por cada 100 niños o niñas con menos de 15 años hay 48 adultos mayores.

Mamá María tiene el mismo tiempo que el Templo Expiatorio: 101 años

Tres meses antes de que comenzara la construcción del templo Expiatorio, una de las joyas arquitectónicas más bellas de León, nació doña María Ramírez Estrada, el 25 de abril de 1921, en una casita de adobe de la calle la Honda del Barrio de San Miguel. “yo no pensaba durar estos años que tengo, 100 años”, dijo la mujer mientras estaba sentada en la sala de su casa.










Foto: Christian Rendón | El Sol de León

El templo Expiatorio comenzó su construcción el 8 de julio de ese mismo año y concluyó en el 2012, supuestamente cuando eso ocurriera se iba a acabar el mundo, pero personas como doña Maria han dejado claro que eso no es más que una leyenda urbana, pues ella sigue de pie un siglo después de haber nacido.

Se casó a los 14 años de edad con don Celestino Medina Alcántar, quien murió hace 21 años a los 86, la estirpe creció tanto que tuvieron 14 hijos, dos de ellas gemelas que murieron de niñas, el resto, 12, han sobrevivo, sólo uno murió de grande y entre todos han hecho crecer el árbol genealógico con 55 nietos, 136 bisnietos y 42 tataranietos.

Y a pesar de que en ese mismo año, 1921 se fundó la Secretaría de Educación Pública (SEP) en México doña María nunca tuvo acceso a la escuela, aún así aprendió a contar los números, a escribir su nombre, pero el resto de sus días los dedicó al hogar, mientras su esposo trabajaba en el campo, sembrado maíz y ordeñando vacas.

Foto: ChristIan Rendón | El Sol de León

Sin embargo doña María es un libro de historia, recuerda hechos históricos que han marcado a la ciudad zapatera como la inundación que destruyó a la ciudad en 1926 y cuenta a hijos y nietos como en las historias mexicanas “que iban las calles llenas y dice que iban muchas cosas entre el agua y la gente nada más las mirada que pasaban y todo que ella era lo que ella veía”, relató Maria Delfina Medina Ramírez una de sus hijas menores de 67 años.

La centenaria tuvo a sus hijos en su casa, en el suelo o en un petate con la ayuda de las parteras o líricas, aprendió a cocinar en el fogón donde hacía tortillas hechas a mano para todos sus hijos, atole y frijoles, en ese tiempo no existía ningún electrodoméstico.

La mujer les dice que ya están cansada, que ya ha vivido mucho tiempo, a veces camina en el pasillo de su casa, sola, sin la ayuda de nadie, en ocasiones la toman del brazo. Está sana. Una de las cosas que disfruta es sentarse en el sillón de la sala de su casa a ver el televisor, pues aún cuenta con su vista.

Foto: Christian Rendón| El Sol de León

Sólo padece un poco de la presión, pero come lo que se le place, atole con tamales de chile en la mañana que le compran en la colonia las Margaritas, galletas por la noche y descansa, doña María ya vive en su mundo, para decirle algo le hablan fuerte al oído y ella responde de manera lúcida, doña María quiere descanso “a veces ya la vemos muy cansadita”, dicen sus hijas.

Por otro lado, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo en su nueva edición (ENOEN), dio a conocer que durante el primer trimestre de 2021 la tasa de actividad económica en los adultos mayores es de 29 por ciento; en hombres es el 45 por ciento mientras que en las mujeres es del 16 por ciento. La participación económica disminuye conforme avanza la edad.

ANTONIO NIETO

Como es el caso de don Antonio Nieto quien tiene 70 años y es un conocido bolero de la zona peatonal, pero en el ámbito personal es un cariñoso abuelo de cuatro nietos.

“Los nietos son amansa abuelos, eso lo sabemos todos. Mis hijos me reclaman porque soy muy cariñoso con mis nietos y con ellos no era así, la realidad es que uno como papá está más preocupado por sacar adelante a la familia, que por convivir con los hijos, ese es pretexto aparte, porque pues uno no hace conciencia de disfrutar a los niños cuando es joven”. Relata “Don Toño”, un conocido bolero de la zona peatonal, en la Plaza Principal.

Foto: Francisco Carmona | El Sol de León

Mientras saca de su cajón de herramientas, una esponja, un cepillo, una franela, jabón y grasa para lustrar las botas de un cliente, Antonio Nieto cuenta con una sonrisa y su característico tono de voz, que tiene “muy pocos nietos, para muchos hijos”.

“Don Toño” tiene 70 años, desde hace 35 desempeña el oficio de bolero, a un costado de las jardineras ubicadas en la calle Madero y la esquina con 5 de Mayo en la zona centro.

Foto: Francisco Carmona | El Sol de León

“Tengo siete hijos, pero solo cuatro nietos, una de mis hijas me dio dos, otra de ellas uno y mi hijo tiene una.

Un gran pena

Emilio y Abril, son los nombres de sus dos nietos mayores, el de su otra nieta no lo recordó. Relata que hay otra niña, a quien hace nueve años no ve y eso lo llena de tristeza y nostalgia. “Mi hijo se divorcio y la señora se llevó a mi nieta, no sabemos donde están y hace nueve años que no la veo”. Expresó conmovido.

Foto: Francisco Carmona | El Sol de León

Mientras trabaja, dice que le gustaría volver a ver a su nieta y abrazarla. “Deje de verla muy chiquita y ya debe de ser una señorita”.

Además, agrega que tiene envidia de otros señores de 70 años, pues con esa edad, ya tienen hasta bisnietos y él está “muy pobre de nietos y ser abuelo es muy emocionante”.

Fotoperiodista, torero y abuelo: así es la vida de Ricardo

Su juventud la pasó en la plazas de toros, entre alabanzas y una carrera comprometedora, con el paso de los años la vida lo orilló a dejar algo de lo que más amaba, para ahora dedicarse a lo segundo más amado: su familia; Ricardo Sánchez Ortiz disfruta de contarle a sus nietos algunas de las anécdotas que marcaron su vida.

En el marco del día del abuelo, “El Torero” como lo conocen sus amigos, compartió parte de su historia, la cual por algunas supersticiones no fue contada con anterioridad, además recordó aquella ocasión en que recibió la hermosa noticia de que sería abuelo, es de mencionar que este medio de comunicación cuenta con la fortuna de haber tenido y volver a tener entre sus filas a esta gran personalidad de la fiesta taurina.

"Yo llegué aquí al León en el 79, venía de vacaciones y llegué con un familiar, un tío que era torero, yo era un deportista, soy de Sonora, allá fui basquetbolista, beisbolista futbolista y nada me llenaba, pero cuando vi a mi tío torear yo dije yo también quiero torear, es como dicen los taurinos, el mal de montera me gustó y empecé a ir a ver torear y a juntarme con con todos los amigos toreros", relató Ricardo.

Él se considera como un torero tremendista, ya que esta clase se distinguen por sus alardes de valor en los remates, en los adornos, en suertes, hoy en día ya desaparecidas. Esto lo llevó a pisar varios lugares y pueblos cercanos a la ciudad de León, rápidamente su carrera lo llevó a tener su primer cartel en Manuel Doblado, luego de presentarse en varias ocasiones a en el Lienzo Charro.

Foto: Francisco Carmona | El Sol de León

"En Manuel Doblado, fue mi debut y mi bautizo, porque fue allí donde me pegaron la primera cornada, es una carrera muy hermosa pero muy difícil porque en cada toreada te juegas la vida, porque el toro te puede hacer daño o hasta matarte", recordó.

Comenzó a buscar en todos lados donde torear y buscar invitaciones para poner un par de banderillas, en muchas ocasiones tuvo que ir de raite, sus capotes y muletas se convirtieron en sus cobijas para pasar la noche en gasolineras o en la calle, sin embargo, nada de eso hizo cambiar a Ricardo y siempre busco destacar en lo que más le llenaba en ese momento.

Esas vivencias y experiencias que lo llevaron en esa época a conocer a los 24 toreros leoneses que estaban activos en esa época, ahora se han convertido en relatos que son escuchados por sus hijos y sobre todo sus nietos.

"Los toros me dieron todo, allí conocí a mi esposa y comencé a hacer una familia, pero el toro es muy celoso, te quiere solo para el, me empezaron a dar cornadas, eso hizo que pensará un poco más en mi familia y fui dejando poco a poco todo; tengo una anécdota muy hermosa, que es un legado que tú dejas para toda tu vida, es que yo puse un par de banderillas hincado, fui el primero en hacerlo en cuatro ocasiones, la última me llevé un cornadón, hace 35 años nadie lo ha puesto. Yo lo puse tres veces, lo puse en el Lienzo Charro, en el Cortijo de la Feria (ya desaparecido) dos veces y la cuarta vez que lo quise poner fue cuando casi pierdo la vida", contó.

Fotos: Ricardo Sánchez | El Sol de León

Aunque él asegura que en ocasiones se siente de 30 y otras veces de 80, sigue luchando por ser el mejor amigo, compañero y el mejor abuelo.

"Ser abuelo es una una fase muy bonita porque pues vuelves a tener la ilusión de un bebé, de cargarlo, de tenerlo, de disfrutarlo, desafortunadamente mi hija se casó se fue a vivir a Monterrey, ya no veo tan seguido a mis nietos pero de chiquitos si los gocé mucho, siempre seguí haciendo lo que me gusta y eso es tan importante, hacer lo que uno le gusta, porque vuelves a vivir con alguno de tus hijos o tus nietos, aunque para mí en lo particular no me gustaría que siguieran esta carrera taurina", comentó Ricardo.

"El torero" describe una tarde con sus nietos como extraordinaria y encantadora, ya que asegura que llenan su vida de alegría cada vez que comparte su vida y su tiempo con alguno de ellos, donde su parte favorita es el abrazo que denota el cariño de ellos a su abuelo.

"Lo mejor de ser abuelo es que es una etapa muy hermosa que vivimos, porque es el fruto del fruto de una familia que va creciendo, son bendiciones y al verlos te llena de ilusión, han venido a visitarme y siempre nos tomamos fotos, justo me acaban de regalar un cuadro con varias fotos de todos juntos que se han tomado cuando vienen", recordó con una sonrisa en su rostro.

"La vida es gozarla, es vivirla y es disfrutarla porque es muy rápida, muy corta y hay que vivirla a todo lo que da, eso es mi forma de pensar, por eso les quiero decir a mis nietas que las adoro, las quiero y que se cuiden, que luchen por ser alguien en la vida, porque son momentos muy rápidos", agregó.

Hoy en día, su carrera ha cambiado, Ricardo ahora se encuentra en otra faceta de su vida, al dedicarse a la fotografía dentro de las filas de la Organización Editorial Mexicana (OEM), en la cual ha entregado la otra parte de su vida luego de dejar las corridas de toros, en donde también ha vivido grandes momentos y experiencias, sin embargo, esa historia la dejaremos para después.