Creció a la par de una ciudad que vio construir sus primeros símbolos de la modernidad: el hotel Condesa y el Hotel Rex; que vio caer sus viejas fincas de adobe, de por sí dañadas por las inundaciones, para dar paso al flamante “eje” que daba sentido al canto de Tehua: “Anchas las calles de León, angostas las de Silao, valedor; hondas las de Guanajuato, pues, y por eso se han ahogao”.
Hoy tiene rascacielos reales a los que sólo se puede ver de lejos, protegidos por una caseta de acceso a un fraccionamiento de millonarios, garita del León de diferencias y desigualdades socioeconómicas.
Ha sido voz para la difusión de los grandes momentos del deporte, la política y la economía, pero también para la diversión y la tragedia plasmada en la nota roja.
Se le definió como el “play boy” de los pobres, el heredero del viejo periodismo de grandes titulares y fotos que motivaban a pagar primero centavos y luego pesos para enterarse cómo fue el accidente de la mañana, para saber sobre la obra inaugurada, para ver qué películas había en cartelera y para recrear el ojo con esas mujeres en “pose artística”.
Ah, Noticias Vespertinas, que viste nacer y morir competidores, que viste transformar al periodismo leonés a la par de una ciudad que pasó de ser la modesta localidad zapatera, futbolera y guacamayera del Bajío, a una urbe de tránsito caótico y una capa gris que la cobija; periódico de la vieja era que vives en papel en un mar digital de teléfonos y computadoras.
El domingo 1 de septiembre de 1952 comenzó a circular Noticias. Diario independiente del Centro para acompañar y reforzar el liderazgo de El Sol de León, que vio la luz el 2 de agosto de 1946 y se constituyó en el referente del periodismo industrial de Guanajuato al vencer finalmente a su principal competidor: La Voz de Guanajuato, surgido al término del movimiento revolucionario iniciado en 1910 y que no pudo ganar la batalla contra la Cadena García Valseca.
El Sol de León era el espacio para la política y la economía por excelencia, compañero con el café y el desayuno. En 1957, Noticias se convirtió en Noticias de la Tarde y así abarcaba otro mercado y otros formatos: pasaba a ser el espacio del final de la jornada zapatera para la información oportuna y el solaz esparcimiento de la banda popular, de la barriada que se trepaba al Centro-Estación, Centro-Garita, Centro-Bellavista, Américas-San Sebastián o Parque-San Juan Bosco; el de la envoltura en forma de alcatraz al comprar cacahuates en las covachas del mercado Revolución, La Merced o del Espíritu Santo.
El 3 de marzo de 1963 se convirtió en Noticias Vespertinas, identificado ya en el modelo del formato de los diarios de la tarde que circulaban en otras ciudades, especialmente la capital:
Lenguaje más popular, diseño ligero, información más amable y de diversión... y un toque de picardía y un espacio tanto para el disfrute como para la tragedia.
El grito de “¡Noticias, Noticiaaaaaas!” antecedía el canto voceado de la nota del día, resaltada con tipografía gigante, descendiente de la letra amarilla sobre fondo negro, sobre todo si de un autobús accidentado se trataba; era el compañero que cubría la mirada para despistar al ver desde las bancas de la Plaza Principal, el Parque Hidalgo o los Jardines del Coecillo, San Miguel o San Juan de Dios, el paso de las muchachas, a las que, dependiendo del piropo y de qué tanto les gustaba el chango que lo profería, volteaban o seguían su camino (me han platicado).
En 1976, el general José García Valseca vendió Los Soles al empresario Mario Vázquez Raña y la vieja cadena progobiernos de la Revolución Mexicana y de línea editorial anticomunista, se convierte en el poderoso corporativo de periodismo (que abarca impresos y radio) Organización Editorial Mexicana (OEM). La primera gran crisis económica y política de la modernidad pegó al periodismo mexicano: inflación, devaluación del peso, guerrillas, el fresco recuerdo de Tlatelolco y un populismo folklorista, nacionalista y tercermundista.
Pese a lo anterior, Noticias Vespertinas se fortaleció en la lectura popular de una ciudad que iba rumbo al medio millón de habitantes, celebraba sus cuatro centenarios y se encontraba en el top 5 de las grandes urbes del país.
A Noticias Vespertinas tuve en mis manos en mi niñez sesentera y mí adolescencia setentera. Su nota roja forjó escuela y al regresar de la UNAM e ingresar al periodismo, en los ochenta, entendía con naturalidad la escritura de la tragedia porque con naturalidad había crecido con ella.
Igual que la ciudad a la que José Alfredo de dio belleza con el “bonito León, Gto.”, que popularizó a su feria con su jugada y la etiquetó con “la vida no vale nada”, Noticias Vespertinas creció sin ser un rebelde sin causa ni tampoco un desenfrenado, que lo único que quería era bailar rock and roll y la dejaran vacilar sin ton ni son, como lo fue la Mary Chessman, hermosa secretaria del viejo y feo edificio Montes de Oca que murió en la naciente Jardines del Moral.
En sus secciones aparecían las fotos de Travolta y Olivia, ídolos de los fresas que iban a las discos del León setentero, de melenas, pantalones “acampaguangos” y zapatos de plataforma, muy de taconazo y muy popis. La raza iba a los bailes al Salón Renovación, se peleaban por el León en el Nou Camp o el Unión de Curtidores en “La Martinica” y echaban porras en la Arena Isabel a los Lechugueros y en el Domingo Santana a los Cachorros y luego a los Bravos.
En sus páginas estuvieron las muertas de las Poquianchis, que inspiraron a Jorge Ibargüengoitia para describir a la Pedrones –donde confunden lo grande con lo grandioso- y la Rinconada de las brujas y los brujos. Fue inspiración para mostrar su genio –e ingenio- literario. Dieron cabida al asaltanovios de León Moderno, pretexto para el regaño de las abuelas y justificar por qué las chicas no debían usar minifalda. Páginas por donde pasaron El Jari y El Garruñas... y el Loco del Ácido. Cuando los asesinos eran gente decente que se remitían a sólo matar a sus víctimas y no dejaban sobre cuerpos descuartizados horribles cartulinas con terribles faltas de ortografía.
Los atropellados eran la rutina diaria y los pleitos en las colonias daban para la nota fuerte, la de ocho, de fin de semana o lunes. Los grandes choques y la volcadura eran el manjar mayor, con los datos precisos de los vehículos: número de placa, color, marca y modelo; nombre, apellidos, edad y domicilio de víctimas y victimarios. La foto, entre más trágica, mejor. De su contundencia gráfica dependía tamaño y ubicación.
Para lograr lo anterior había que tener buenas relaciones públicas con socorristas, policías y agentes de tránsito y así llegar antes que el resto de los reporteros (“la competencia”) al lugar de la tragedia. La foto del detenido debía ser lo más torva posible y el pie de foto emitía el juicio correspondiente si se reía o era indiferente. Y cuidado con no levantar la cabeza, porque un policía lo obligaba. Como se acostumbraba en la nota roja, Noticias Vespertinas era una galería de crimen consumida con avidez un día antes de su aparición en los matutinos.
Su éxito periodístico, comercial y social llevó a otras empresas a crear competencia: El León de la Tarde, p.m. y Contacto Vespertino. Todos sucumbieron. Incluso, el hermano mayor, El Sol, cerró y renació, mientras Noticias continuaba.
Noticias Vespertinas fue testigo de las transiciones tecnológicas, políticas y económicas: Del teclado tipográfico al de computadora, previa máquina de escribir de estridente teclazo. Foto revelada en el cuarto oscuro e impresa en papel y una línea de producción de reportero, corrector y capturista.
De periodistas empíricos, egresados muchos de ellos del Seminario, a las y los licenciados en periodismo comunicación.
Pasó del ejemplar que costaba centavos al que costó miles de pesos (la hiperinflación de los ochenta). Fue el tabloide que los tiempos de jauja permitían imprimirlo a color con abundancia de páginas.
Y pasó de la tecla mecánica al teclado y pantalla y teléfono celular; del buscar el teléfono de la tienda para avisar a la redacción que la nota ameritaba portada, a transmitir en vivo; del ganar la exclusiva a reportear en grupo por razones de seguridad, del acomodar el cuerpo para sacar su mejor ángulo a estar a decenas de metros de distancia, por detrás de la línea; del policía que transportaba al reportero en la patrulla, al que lo golpea e insulta y se burla del reportero porque un uniformado con secundaria gana más que el que tiene título universitario.
Ya no hay nombre, apellido, edad y domicilio de víctimas y victimarios. Los alcanzados por la muerte y las heridas son casi anonimato y estadística. Ya sólo hay nombre y “N”.
Ahora ya no hay cines con decenas de películas, sino menú en televisión de cable o por contrato digital. La entrevista en el entrenamiento de fútbol ya no es de interés si no conlleva un chisme. La noticia muchas veces aparece primero en las redes. Hoy, la sugerente vedette en ropa interior o tapando con las manos sus pezones es ejemplo de violencia hacia la mujer.
Derechos Humanos, boletín con la versión oficial, miedo a ser baleado por un delincuente o golpeado por un policía; nuevas formas de noticiar, pantalla por sobre el papel, likes y debates en los portales de un lector que ahora tiene opinión.
Ya no es políticamente correcto hacer el titular de la nota principal con doble sentido y apodo cómico. Metodológicamente hablando, ya no es bien visto el albur en sus cabezas.
Pese a todo, Noticias Vespertinas perdura por sobre el mundo digital y las generaciones de cristal educadas por generaciones de tepalcate.
Ahí está, viendo pasar el tiempo... Míralo, míralo, míralooo.