Artículo No. 1190
“Entonces, Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego, de parte de Jehová desde los cielos, y destruyó las ciudades y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades y el fruto de la tierra” Génesis 19:24-25
No hay mayor miedo que el del impacto de un asteroide contra la Tierra. Es normal que haya asteroides cercanos, y de vez en cuando nos colisionan. Hoy, la ciencia es la única que puede preparar la defensa de nuestro planeta Tierra.
En 1908 en Siberia, sobre el río Tungushka, una explosión destruyó 20 mil km² de taiga. Siberia es una región muy grande, 2.6 veces la República Mexicana. Entonces como ahora, está casi deshabitada, y hasta donde se sabe, ningún ser humano murió en aquella explosión, aunque si miles de animales.
Al no encontrarse un cráter, se supone que un asteroide o cometa explotó en la atmósfera terrestre, y que la onda expansiva causó la destrucción.
En 2013, un asteroide de 17 metros, explotó sobre la ciudad rusa de Chelyabinsk, de un millón doscientos mil habitantes. La explosión tuvo una potencia de 20 a 30 bombas atómicas como la de Hiroshima en 1945. La onda expansiva rompió cristales, que hirieron a dos mil personas, ninguna de gravedad.
El daño no fue equivalente a 20 o 30 bombas atómicas, porque en 1945 el artefacto nuclear explotó a 600 metros de altura, y el asteroide de 2013 a 20 mil metros. Una gran diferencia.
Siendo Rusia un país muy grande, por poco con más área que Plutón, tiene más probabilidades de impacto de meteoritos.
Con estudios geológicos, arqueológicos y comparando el evento de Tungushka, en 2018 se publicó en Science News, evidencias de la explosión en la atmósfera de un cometa o asteroide, al norte del Mar Muerto, en el año 1700 a. C. La explosión destruyó un área de 500 km², cristalizando la arena, arrasando las viviendas y matando al instante a las 40 mil a 65 mil personas del lugar. Pasaron 700 años para que la gente rehabitara la región. Los arqueólogos suponen ahí la existencia de las ciudades de Sodoma y Gomorra, narradas en la Biblia.
LOS ASTEROIDES
A partir de 1801 con el descubrimiento del primer asteroide, año tras año fue tomando forma el Cinturón de Asteroides. También se descubrió que los hay más allá y más acá de aquella región del Sistema Solar.
A los asteroides cercanos a la Tierra se les llama NEO, de Near Object Earth. Se conocen cerca de 20 mil NEOs. De ellos, lo que se acercan de forma peligrosa a la Tierra y podrían colisionarnos, se les llama PHO (Potentially Hazardous Object).
ara que un NEO se convierta en un PHO, debe acercarse a menos de 19.5 veces la distancia Tierra - Luna, de 384 mil km. (0.05 UA), es decir a 7 479 894 km.
Hasta agosto de 2019 se conocen 2 007 PHO. Siendo 155 mayores al kilómetro de diámetro. Por fortuna, no existe ningún asteroide en ruta de colisión con la Tierra en los próximos 100 años. Hay tiempo suficiente de preparar la defensa espacial.
El asteroide FD 2009, de 130 metros y con su propia luna, tiene un riesgo de colisión con la Tierra de 1 entre 714, para el año 2185, 0.2 % de probabilidad de impacto. El asteroide Bennu de 500 metros, tiene una probabilidad de 1 entre 2 700 de colisionarnos, para los años 2175 o 2195. De los asteroides menores a 50 metros, es casi imposible darles seguimiento, por ahora.
Se conocen muchos NEO y PHO, pero seguro no todos, aunque cada día hay más astrónomos, observatorios y agencias espaciales dedicados a su estudio. México participan con los telescopios del Instituto de Astrofísica, Óptica y Electrónica, INAOE, ubicados en Puebla, Sonora y Baja California.
Aun así, se necesitan más jóvenes dedicados a la astronomía, dispuestos a trabajar en la defensa del planeta Tierra. Estudien ciencias, física, astronomía y matemáticas. Busquen los Institutos de astrofísica en México. Ningún superhéroe de fantasía, podrá superar la labor de un astrofísico.
Ahora bien, durante 2019 se ha hablado mucho de la colisión de un asteroide contra nuestro planeta para septiembre de 2019 ¿Qué de cierto hay en eso?
2006 QV89
En 2006 se descubrió el asteroide 2006 QV89, de 30 a 40 metros de diámetro, viajando a 44 km/h. Se le observó nueve días y luego se perdió. Al calcular su trayectoria, se observó que el 9 de septiembre de 2019, se acercaría de forma peligrosa a la Tierra, dando una probabilidad de colisión de 1 entre 7 299.
En julio de 2019, la ESO (European South Observatory) y la ESA (European Space Agency), lo buscaron en el lugar y fecha, en donde debería de estar, si se dirigiera a la Tierra. El asteroide no apareció, es decir, no está en ruta de colisión contra la Tierra. En agosto, la NASA y la Universidad de Hawai lo confirmaron. No hay peligro.
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l asteroide 2006 QV89 regresará a las vecindades de nuestro planeta en los años 2032, 2045 y 2062.
El seguimiento de los asteroides y cometas debe ser constante, ya que pueden desviar su ruta. Por ejemplo, la absorción de calor por parte de un asteroide o cometa, lo llevaría a reirradiar ese calor, desviando su ruta, o, la expulsión de vapor u otros gases también lo desviaría. Una pequeña desviación podría llevar al asteroide a una ruta de colisión contra la Tierra, décadas o siglos después.
En el siglo XXI, tenemos conocimientos y herramientas que no existían en el 1700 a. C. Sería trágico no seguir el camino de la ciencia. Así, se justifican los gastos en ciencias y programas espaciales. La vida en la Tierra lo vale. german@astropuebla.org
- Puede conocer la base de datos de la NASA, de los NEO y PHO, en: cneos.jpl.nasa.gov