León, Gto.- “Las mujeres otomíes no tenemos nada que celebrar el Día internacional de la Mujer, para nosotras es un día normal de trabajo”, comentó Roberta Ortega, vendedora de artesanías en las calles del Centro de León y madre de dos niñas.
Soy mujer y estoy orgullosa de lo que soy y hago. Lo que puedo recomendar a las mujeres es luchar por sus familias y sus sueños...y claro que todas tenemos derecho a una mejor vida
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Oriunda del municipio de Acambay, Estado de México, Roberta reconoce que la mujer sigue siendo objeto de violencia, el mejor caso es ella misma ya que platica que durante su primer matrimonio vivió un martirio, que terminó a la muerte de su esposo. Ahora con una nueva vida y marido se ha empeñado en ser parte activa de su familia.
Con bolsa en mano, la artesana de 42 años platicó haber aprendido el oficio de la elaboración de bolsa y muñecas de tela siendo una niña, “lo aprendí de mis abuelos y padres y me siento bien cuando las personas ven con admiración nuestro trabajo”.
En busca de nuevos mercados para los productos que elabora junto a su esposo y familia, se ve obligada a salir de su natal Acambay, pueblo descendiente de la etnia Otomí y que ha destacado por sus artesanías hechas a mano, pero pueblo “en donde también las mujeres aún viven la violencia física y psicológica desde niñas al existir una condición de dominio con el hombre...y qué decir de la salud a la mujer que deja mucho que desear”, señaló.
“Aunque pareciera que somos infelices, llevó una buena relación con mi segundo marido; mis hijas conocen más de la vida y se preparan para salir adelante, ellas ven las condiciones de nuestra gente y buscan marcar el cambio, las apoyamos para que como en mi caso no sean objeto de violencia doméstica”, concluyó.
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