En el Día Internacional de los Abuelos, destacamos a Gustavo Adolfo Hernández Moreno, un abuelo de 75 años que ha trascendido la barrera generacional, influyendo positivamente en la vida de sus siete nietos. Aprovecha su tiempo para ser: nadador, yogui, fotógrafo, pintor, escritor y entusiasta de la vida.
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“Si me preguntas cuántos años tengo, acabo de cumplir siete”, comenta Gustavo con una sonrisa, refiriéndose a los años que lleva jubilado. Un tiempo en el que se ha dedicado plenamente a sus pasiones.
Las historias y aventuras que cuenta Gustavo, ya sean de su infancia o juventud, no sólo deleitan a sus nietos, sino que también han sido inmortalizadas en “Mi camino”, un emocionante libro de su autoría que sirve como un anecdotario de su vida.
“Tengo 7 nietos, Frausto, María, Mora, Miranda, Máxima, Santiago y Marcelo. A mis nietos los enseñé primero a nadar que a caminar”, “Una vez una de mis nietas se tiró a la alberca, tenía meses, unos muchachos de alrededor se tiraron a salvarla y yo me mantuve tranquilo, porque yo sabía que ella sabía nadar, al final terminaron jugando con ella y riéndose todos muy felices”
“Me enorgullece que mis nietos hablen sobre mí, me toman como ejemplo, cada navidad nos vamos a la playa, cada que podemos convivimos, con los más grandes hasta me echo mis tequilas, me gusta disfrutar de ellos y de la vida” declara con orgullo.
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Su relación con sus nietos es una muestra clara de su amor y dedicación. Gustavo confiesa que intenta darles el tiempo que no pudo dedicar a sus propios hijos. “Yo de joven me quedé sin nada, trabajaba incansablemente, no tenía el tiempo de estar con mis tres hijos, pero ahora puedo hacerlo con mis nietos.”
El arte se manifiesta en cada rincón de la vida de Gustavo. Desde sus esculturas y pinturas, hasta los tatuajes que adornan su piel, representando una de sus competencias más memorables de natación en mar abierto.
Nacido en una familia de empresarios de refrescos, Gustavo optó por un camino distinto y se dedicó a la educación, convirtiéndose en el director fundador de posgrado en la Universidad de La Salle. Su amor por el arte es evidente en su hogar, que más que una residencia, parece una galería llena de óleos, acuarelas y esculturas, la mayoría de su autoría.
Además de su anecdotario, Gustavo es autor de otros dos libros, el más reciente, “Lo que falta por hacer”, sirve como planeador de todo lo que aún desea hacer en su vida.
Gustavo vive un estilo de vida activo y equilibrado. Comienza su día con natación y gimnasio, luego pasa horas dibujando, escribiendo o pintando, y por la tarde asiste a sus clases de yoga. “Tengo más de 40 años practicando yoga, me ha ayudado a llevar un estilo de vida muy equilibrado”, dice.
Además de su carrera como académico, Gustavo ha ganado premios en competencias de natación, tanto en mar abierto como en alberca. Pero, a pesar de todos sus logros, Gustavo siempre ha mantenido una postura humilde y reflexiva. “Cuando se pierde la capacidad de comunicación entre dos personas, usan como arma el ataque”, reflexiona.
Así, este Día Internacional de los Abuelos, celebramos a personas como Gustavo, abuelos que no solo comparten su sabiduría y experiencias de vida, sino que continúan viviendo con pasión, enseñándonos que nunca es tarde para aprender y disfrutar de la vida.