León, Gto.- En julio de 1882, los leoneses recibieron la llegada de la primera locomotora que había salido de la ciudad de México. En el 2024, la virtual presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum Pardo, informó que el proyecto del tren México-Querétaro-Guadalajara, el cual forma parte de una ambiciosa política de movilidad, no está contemplado para la “Ciudad Zapatera” durante su sexenio.
Esta noticia simplemente entristeció a los habitantes que vieron por última vez el 15 de noviembre de 1995 partir el último tren de pasajeros que salió de la ciudad de León, Guanajuato, rumbo a Ciudad Juárez, Chihuahua.
Mucho se ha hablado de cómo se vive en esta zona de día pero en esta ocasión y El Sol de León decidió acudir a la vieja estación para observar la vida nocturna.
Tanto en el día como al atardecer no dejan de pasar vehículos en la calle Independencia, del Barrio de San Miguel, que se dirigen en su mayoría rumbo al bulevar Timoteo Lozano. Pero en el día, las madres de familia pasan apresuradamente para llevar a sus hijos a la escuela, en esta temporada de vacaciones van con ellos al mercado.
Justo enfrente de la estación se encuentra Super Buzos, lugar donde personas acuden a comprar comida preparada y a un costado está el Bar con el mismo nombre que lleva años de tradición. Por el día, todo parece tranquilo.
Cuando empieza a oscurecer, ya no es común ver personas caminando dicen que es muy peligroso; el único bar sí está abierto, esperando clientes, pero se ve solo, hay dos señores en un mesa de una edad entre 50 a 60 años; las puertas son tan amplias que se alcanza a observar la barra, una pantalla donde escuchan música y hasta se ve al joven que está preparando las bebidas.
“Aquí hay historia, pero no la quieren rescatar; ya a partir de las ocho de la noche, todos están en sus casas, se encierran porque está peligrosa la zona; de reactivarse, esto sería una zona comercial importante, lo tiene todo para brillar y nosotros estamos listos, lamentablemente se dijo que el tren de pasajeros no llegará a la León”, dijo un señor que vive en la zona.
Alrededor de la zona se encuentran humildes casas donde viven los maquinistas y también se encuentra un campamento indígena, el cual está cerrado y no tiene acceso para todas las personas, sus puertas se cierran por la tarde y abren desde las cinco o seis de la mañana.
Quienes aprovechan la oscuridad para lavar sus uniformes son los elementos de Sedena que instalaron su campamento en las oficinas ubicadas a un costado de la estación, que se quemó, el pasado cinco de octubre del 2023. La indumentaria es colgada entre las vigas de madera, a lo lejos se pueden observar los elementos en camisetas blancas y pantalones.
También, los amantes de lo ajeno buscan sigilosamente a una presa fácil de despojar sus pertenencias, en su mayoría los trabajadores o guardias de seguridad de las empresas cercanas a la vieja estación de tren.
De tren de pasajeros a tren de carga
En el Barrio se susurra que hace más de un siglo cuando por primera vez el tren cruzaría la ciudad, las familias se reunieron para ver pasar a la locomotora; entre los sembradíos de lechugas que había en aquella época, se asomaban las personas para ser testigos de este suceso histórico que cambiaría la historia de la ciudad.
Con esas mismas ansias, se esperaba que la máquina que para el mes de mayo del año 1888, a través de Irapuato, conectara a la ciudad de León con Guadalajara fuera de pasajeros aunado a la de carga.
“Mi sueño es subirme en el tren, mi mamá me platicó que ella iba seguido a Silao porque de allá era mi papá, decía que primero se hacía se una fila para pagar y obtener el boleto, el boletinero al ver el tren se subía al asta y gritaba el rumbo al que se iba a dirigir, las personas se formaban para abordar la máquina y una vez que revisaba los boletos y todos se encontraban sentados gritaba: vámonos”.
Se dice que contaba con dos tipos de trenes, el foráneo que incluía al Central Mexicano la cual hacía dos paradas, una en la ciudad y la otra en La Trinidad y la intrarregional que conectaba a León con Silao y San Francisco.
Otras historias
Hay quienes aseguran que en la estación se asustan pues los diversos accidentes han dejado a sus víctimas mortales penando, pero hay historias como la de un maquinista de más de 90 años decidió pasar sus últimas horas de vida entre los rieles.
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“El señor ya grande subió camino entre los rieles, subió al asta, subió al segundo piso y ahí le dio un infarto, cuando lo bajaron ya no tenía signos de vida”, comentaron.
Se dice que este tren que no llegará a la ciudad de León por lo menos en los próximos seis años, traería abundancia ya que las personas viajarían cómodamente, más seguro, se transportaría más carga y se detonaría la zona.