La tendencia a la alza de la venta de automóviles híbridos y eléctricos es innegable, y en buena medida esto se debe a los beneficios ecológicos con los que suelen asociarse y promocionarse.
Apenas ayer informamos en este diario del importante avance que tuvo la empresa Tesla, al posicionarse como líder del mercado, que en la Unión Europea, ya es dominado por vez primera por este tipo de coches.
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Sin embargo, la parte de la que no se habla mucho es que los beneficios ecológicos de estos automóviles desaparecerán al final de la vida útil de sus baterías, por lo que muchos investigadores y especialistas se han preguntado: ¿qué va a pasar con estas baterías cuando dejen de ser útiles?
Esta semana, Leonardo Huerta abordó el tema en un reportaje de la Gaceta UNAM, en el que se afirma que si no contamos con los procesos para reciclar las baterías de los coches eléctricos al final de su vida útil, tendremos un problema muy grave de contaminación de la tierra y de aguas superficiales y subterráneas.
Esto lo dijo Heberto Ferreira Medina, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM, campus Morelia, quien añadió que es importante contar con lugares a los cuales llevar a reciclar las baterías, para que no se pierda el concepto inicial de que un vehículo eléctrico no contamina.
“La batería de un automóvil eléctrico, de los que se distribuyen en México, tiene una vida de entre cuatro y cinco años, tiempo después del cual deben ser sustituidas porque pierden o ven disminuida su capacidad de carga y potencia”, sentenció.
En el mismo texto, Alberto Beltrán Morales, del Instituto de Investigaciones en Materiales de la misma ciudad, añade que el reciclaje de algunos de los metales indispensables para las baterías, como el cobalto y el níquel conlleva un proceso muy complejo.
LAS PILAS DE LOS CELULARES
La publicación menciona como ejemplo, un caso mucho más cercano para los mexicanos, que es el de las baterías de los teléfonos móviles y que se trata de un problema latente, debido a que cuando dejamos de usar un celular, muy pocas veces este llega a algún depósito capacitado para manipular esos residuos.
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Para Beltrán Morales, reciclar estas baterías no es sencillo ni económico, porque involucra procesos complejos y prolongados, además de que en el reciclado se necesita bastante energía para limpiar y desarmar las baterías.
Por si esto fuera poco, las celdas de estas baterías están unidas por pegamentos tan resistentes que es difícil desarmarlas, lo cual se ha convertido en un obstáculo económico, porque para sus fabricantes actualmente es más barato adquirir los metales recién extraídos de las minas, que emplear materiales reciclados.
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