León, Guanajuato.- Ni Roca Rey, ni José Mauricio, el aguascalentense Leo Valadez fue el protagonista de la primera corrida de la Feria Taurina León 2023 en el coso La Luz que, como en sus mejores tiempos, lució un lleno hasta las candilejas debido a la expectativa que había levantado en su retorno a tierras cuereras el diestro hispano-peruano.
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Pero la tarde-noche estaba destinada para Valadez, un torero de buenas hechuras y que se mostró voluntarioso, valentón hasta cierto punto con sus dos astados del lote de la ganadería guanajuatense de Begoña.
El hidrocálido comenzó con “Mi Querer” de 505 kilogramos, un burel con embestida, bien presentado y con el cual cumplió los tercios, complaciendo así al respetable. Variadita la faena, artístico, le corrió la mano con muletazos suaves y largos, lo arrimó con naturales y fue rematando de pecho. El del estado vecino conectó de inmediato y adornó con manoletinas y gaoneras. La estocada resultó un tanto trasera, pero lo suficiente para que el toro doblara. Par de orejas y arrastre lento. Lo mejorcito del festejo inaugural.
Con su segundo, Valadez quiso emular lo de su primera salida al ruedo, ahora con “Bienaventurado” de 520 kilogramos. Presentó algunos faroles de rodillas, pero en especial una pintura de verónica que puso al tendido de pie. Leo enseño las hechuras que aprendió en España, lástima que dejara media estocada. Descabelló y silencio.
Por su parte, el limeño Andrés Roca Rey volvió a la plaza que hace siete años lo viera consagrarse con el Trofeo San Sebastián Mártir, solo que en esta ocasión, no hubo duende para el apadrinado por Enrique Ponce. Roca Rey pasó cerca a “Linvero” de 525 kilogramos y siempre lo condujo pegado a las tablas. Estocada ligeramente caída, descabelló y pasó a callejón en mutis. Su segundo astado fue “Sueño Lindo” de 480 kilos que, así como llegó se fue, un burel que arreaba, viejo, pitado por los espectadores y devuelto a las corraletas por el juez de plaza. Andrés recuperó un poco la forma con “Alabastro” de 470 kilos, un “novillote” al cual le hizo confianza y cerca estuvo de prenderlo. Solo el revolcón. Lo toreó con naturales y uno que otro desdén. Estocada un poco baja. Una oreja.
Finalmente, José Mauricio quiso pero no pudo, siendo “Cariñito” de 505 kilogramos el que abrió. Bordó su toreo, estético, no comprendido por algunos pasajes y se tiró a matar con un espadazo delantero, casi pescuecero. Le sonó avisó. El capitalino terminó con “Incondicional” de 495 kilos, el lunar de la corrida. Cuatro pinchazos y a otra cosa.
El próximo sábado partirán plaza el francés Sebastián Castella, Héctor Gutiérrez y Arturo Gilio, todos ellos jugándose un encierro de Villa Carmela.