Silao.- En el ocaso del Rally de las Naciones, los seguidores de este certamen disfrutaron y animaron el tradicional tramo de El Brinco, escenario que cerró la competencia.
Siendo uno de los puntos icónicos entre las rutas que se realizan en el marco del WRC, para el Rally de las Naciones, El Brinco volvió a refrendar su condición de favorito ya que aficionados locales y foráneos acudieron por cientos para instalarse en ambos extremos del camino buscando la mejor vista de la prueba.
Para disfrute de los asistentes, el itinerario programó dos pasadas por el tramo Derramadero - El Brinco, uno por la mañana que inició minutos después de las 9:00 horas y el segundo se llevó a cabo a partir de las 13:09 horas.
VIBRA AFICION
Siendo un tramo que se corre entre la zona serrana y luego desciende por una vereda, la mayoría del público se ubicó a lo largo de una recta cuyo punto álgido es un montículo de tierra que hace 'brincar' a los vehículos, a mayor velocidad, mayor distancia 'vuelan' los bolidos y eso hizo hervir la adrenalina del fanático con saltos épicos de los pilotos más arriesgados.
"Procuramos venir cada año, sea fecha del Campeonato Mundial (de Rallyes) u otra competencia aquí estamos, es un evento muy 'fregón', pone a México en el mapa, venimos con la familia y amigos desde Ciudad de México", comentó Ernesto Torres para El Sol de León.
El noruego Mads Ostberg encendió las emociones con su Skoda Fabia hecho una bala, le siguió el galo Adrien Fourmaux que también hizo volar a su Ford Fiesta, el leonés, Gustavo Uriostegui también se lució acelerando. Las tripulaciones más temerarias tuvieron en recompensa una ola de aplausos y vítores.
Acostumbrado al volante, el piloto veterano Ernesto Ferrer junto a su hija y navegante Erika Ferrer, ahora tomaron el papel de espectadores "Venimos apoyando a Benito Guerra que ha sido compañero nuestro, el año pasado participamos con BGR en el Campeonato Mexicano. Para nosotros es un placer vivir esta experiencia ahora como espectadores".
Los pilotos más precavidos que cruzaron El Brinco sin acelerar se llevaron la rechifla y uno que otro grito de "¡Písale, no le tengas miedo!".
En esta última jornada, el humo de asadores se elevó junto a las polvaredas que hizo cada tripulación en su recorrido, entre las carpas que instaló la fiesta se vivió una fiesta amenizada por familias, parejas o grupos de amigos.