La revista de cultura política "El Machete" regresó con un número inédito para revisar la Revolución Rusa, a 100 años de iniciada, y para reencontrarse, en el marco de la Feria Internacional del Libro del Zócalo (FILZ) capitalino, con su autor intelectural, Roger Bartra.
El número 16 de "El Machete", considerando los 15 que se editaron en los años 80, se presentó en el marco de la última jornada de la FILZ con su mismo espíritu libertario, satírico e iconoclasta que le caracterizó antaño, ahora para hacer un ejercicio de reflexión colectiva en torno al centenario de la Revolución Rusa.
Se trata de una coedición del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Fondo de Cultura Económica, el Gobierno de la Ciudad de México y La Jaula Abierta.
La presentación del número estuvo encabazada por el antropólogo Diego Prieto Hernández, director general del INAH, quien además participó en esta edición inédita, con el ensayo: ¿A qué herencia hemos renunciado?.
En su participación, recordó cómo la revista surgida a inicios de la citada década, se pensó como un espacio iconoclasta y autónomo, con respecto a "El Machete" histórico, que surgió en los años 20 como órgano del Comité Central del Partido Comunista Mexicano.
En esa segunda época de "El Machete", en el ocaso del siglo XX, “la revista se convirtió en referente editorial y vocero de una intelectualidad más abierta y plural, gracias a su espléndido equipo editorial dirigido por Roger Bartra, y con Humberto Musacchio y José Ramón Enríquez como secretarios de redacción, a la calidad de sus contenidos y a su extraordinario diseño gráfico coordinado por Rafael López Castro, que vuelve a aparecer como diseñador en esa versión única”, expresó Diego Prieto.
Rafael Castro Leñero, Maricela Bracho y Germán Montalvo fueron algunos de los artistas que participaron en esta revista, que a partir de su extraordinario humor, irreverencia, espíritu iconoclasta y disposición desacralizante, se volvió en un ejemplo de periodismo innovador, de izquierda, abordando temas considerados tabú en ese momento: el aborto, la violación, la homosexualidad y los derechos de género, recordó el titular del INAH.
A más de 36 años de distancia, la publicación regresa para hacer un ajuste de cuentas desde la reflexión y el pensamiento crítico; para observar un mundo que cambió radicalmente desde fines de los 80 tras la caída del Muro de Berlín, la posterior debacle de la Unión Soviética y en general del bloque socialista, que para muchos representó el último estadio de la evolución humana.
Al respecto, Roger Bartra opinó que la Gran Revolución de Octubre “engendró uno de los proyectos políticos más peligrosos y monstruosos que podemos imaginar; se convirtió en el gran símbolo enarbolado por una gran parte de la izquierda en los países capitalistas.
La Revolución Rusa fue la luz y la sombra que imprimía en todas las izquierdas su carácter, sea porque la exaltasen, la repudiasen, quisieran salvarla, repetirla o implantarla con variantes diferentes fuera del espacio soviético, anotó.
El antropólogo y académico mexicano definió al equipo que lideró El Machete como una “extraña mutación” que invitaba a buscar alternativas y aire fresco, lejos de los dogmas establecidos, “además queríamos descifrar las peculiaridades de la bestia en cuyas entrañas estábamos atrapados.
Era necesario criticar y analizar a las sociedades que se habían construido en nombre del comunismo y que habían sido sometidos a maquinarias políticas que aplastaban las libertades y frenaban el bienestar”.
En ese proceso de unificación, "El Machete" fue sacrificado pero dejó plantado algo en los terrenos de la izquierda, consideró.
La revista mantiene viva esta discusión en este número inédito, a través de tres artículos en torno a la Revolución Rusa, escritos por Diego Prieto, Luciano Concheiro y Christopher Domínguez Michael, y los demás ensayos que lo integran mantienen esa veta crítica, que pretende impulsar la reflexión política en la izquierda, “pero no resucitar los viejos fantasmas contra los que luchábamos hace 40 años”.