Londres.- Las apuestas sobre la familia real británica están al alza, en vista de acontecimientos como el próximo nacimiento del tercer hijo de los duques de Cambridge o la boda del príncipe Harry con la actriz Meghan Markle.
Jugarse el dinero sobre cuestiones políticas y sociales es una costumbre en el Reino Unido, un país donde, según comentó Rupert Adams, portavoz de la casa de apuestas William Hill, es tradición que "todo el mundo tenga una opinión y la defienda apostando por ella".
Debido al alto nivel de participación de la sociedad en este tipo de juegos, muchas voces destacan la importancia de las casas de apuestas como indicadores políticos y sociales en el Reino Unido.
Ese mercado es especialmente informativo cuando se trata de temas tan opacos como la Corona británica, donde el rendimiento de una apuesta puede ajustarse acorde a algún dato filtrado por la casa real, lo que permite sugerir tendencias.
Por ejemplo, la casa real no hizo públicos los nombres de Jorge y Carlota, los dos hijos de los duques de Cambridge, hasta que nacieron, pero todas las apuestas apuntaban a que se llamarían así el mismo día del parto.
"No me cabe duda de que alguien en la realeza ganó dinero con esto", apuntó Adams, al aludir que probablemente la noticia había sido filtrada por alguien cercano a la monarquía.
Los británicos se juegan su dinero sobre temas diversos como el sexo del próximo bebé del príncipe Guillermo y Catalina, con el 66% de las apuestas que indican que será niña, o el día de la semana en que nacerá.
En cuanto al color del vestido que llevará la actriz Meghan Markle en su boda, a día de hoy el rendimiento está a 9/2 en que no será blanco, ya que es divorciada, lo que significa que por cada dos libras apostadas la casa de apuestas devolverá nueve si finalmente es así, y también se juega sobre si Enrique se afeitará la barba para el enlace, explicó Adams.
Algunas cosas, sin embargo, están tan claras que no merecen apuestas: "Estoy seguro de que el rey Felipe VI (de España) será invitado a la boda -apostilló el portavoz- y más considerando que asistió a la ceremonia de los duques de Cambridge".
Otro marcador de tendencias es el rendimiento de la apuesta sobre si el príncipe Enrique invitará al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a su boda (50/1), de modo que si la pareja extiende la invitación, William Hill perderá y, por cada libra apostada, se devolverán 50.
El público puede abrir consultas sobre cualquier tema, puesto que las casas de apuestas solo suelen censurar aquellas que son de mal gusto o que supongan conflictos, por ejemplo, con la familia real.
Esto le sucedió en una ocasión a William Hill, relató Adams, cuando se acertó al apostar por el color del sombrero que llevaría la Reina en un evento.
El acierto resultó controvertido ya que el juego se mantuvo abierto hasta horas después de que se publicara en prensa una imagen de la Reina con el sombrero en cuestión, lo que generó problemas con otras casas de apuestas, premiados y perdedores.
Resultados inesperados en las urnas, como el referéndum del "brexit" o la elección de Donald Trump, que conllevaron severas pérdidas para algunas de estas empresas, han hecho que se vuelvan más cautelosas al interpretar tendencias.
William Hill solía utilizar apuestas de gran cuantía para predecir resultados como, por ejemplo, una de cerca de 600.000 libras (827.000 dólares) a favor de la victoria de Hillary Clinton, candidata demócratas a las últimas elecciones presidenciales en EE.UU.
"Ahora hacemos más caso al nivel de popularidad de dicha apuesta: miramos el número de personas que se inclinan por diferentes resultados, aunque jueguen cuantías mucho menores, ya que es mucho más representativo de la tendencia del ciudadano medio", explicó.
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