No cabe duda que la cultura une. La tarde de ayer inició la edición 50 del Festival Internacional Cervantino (FIC) y logró que las distancias políticas desaparecieran.
Todo empezó mucho antes de que sonaran los primeros acordes interpretados por la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México en la Alhóndiga de Granaditas a las 20 horas.
Tres horas antes, Claudia Sheimbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, apareció flanqueada por Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura federal en la Plaza del Baratillo en la capital de Guanajuato.
El gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo recibió a las distinguidas invitadas, junto con el ministro de Cultura de Corea del Sur, Park Bo Gyoon.
En esa plaza, donde se filmaron películas emblemáticas como Enamorada, protagonizada por María Félix y Pedro Armendáriz o El Santo y Blue Demon contra las momias de Guanajuato de Federico Curiel, el gobernador reconoció que fue una buena decisión convocar a la Ciudad de México como invitada de honor pues la edición 50 ameritaba una entidad “que no tuviera problemas de presupuesto”.
LA CASA CHILANGA
Ambos mandatarios inauguraron acto seguido La Casa Chilanga que busca ser una expresión de la cultura de la Ciudad de México en la capital de Guanajuato, inspirada en el museo del Estanquillo, ubicado en la Calle Madero de la capital.
Entre fotografías de Carlos Monsiváis, caricaturas de Helguera y Rogelio Naranjo y grabados del Taller de la Gráfica Popular, caminaron con la momentánea anfitriona chilanga Diego Sinhue con Libia García Muñoz Ledo, Alan Márquez y Alejandro Navarro y El Güero Juan José Álvarez Brunel con sus distinguidas esposas.
EL TEATRO JUÁREZ
Después del recorrido, los visitantes distinguidos, el gobernador, el alcalde y su gabinete caminaron por el Jardín de la Unión al majestuoso Teatro Juárez.
El mandatario estatal lucía orgulloso pues con una inversión superior a los 160 millones de pesos, el Teatro Juárez lucía tofo su esplendor. Fue remodelado para evitar incendios y para garantizar las mejores condiciones de seguridad y el Cervantino 50 ameritaba que se le diera más que un “manita de gato.”
Ahí, Claudia Sheinbaum recordó que en sus épocas de juventud fue bailarina y alguna vez pisó las tablas del emblemático escenario. Aquella vez como parte de una coreografía, hoy como la precandidata más visible del partido gobernante a la Presidencia de México.
Por su parte, Alejandra Frausto también señaló un balcón del teatro y recordó que ahí, a los 4 años de edad observó absorta una interpretación dancística del Bolero de Maurice Ravel y acaso ahí definió si saberlo su vocación por la cultura y su difusión.
Alejandro Navarro, alcalde de la capital no perdió la oportunidad de invitó a los asistentes al Cervantino a darse un beso en el Callejón del mismo nombre.
GALARDONADOS
El momento más emocionante de la noche fue la entrega de las preseas cervantinas a tres personalidades. La primera, otorgada a Isidro Guerrero “Chilo”, quien recibió la mayor ovación y, a decir de Mariana Aymerich. Directora del FIC, representa a “los invisibles”, es decir a los tramoyistas y técnicos que están detrás del escenario, que nunca vemos, pero gracias a quienes es posible la magia del Festival.
Asimismo, Alan Márquez pidió un muy merecido aplauso a la periodista Rosa María Muñoz Soto y al fotoperiodista Héctor Rodríguez Colmenero, “Chaplin” por haber cubierto el festival por más de tres décadas. Cabe destacar que la primera presea de esa naturaleza fue otorgada a nuestro compañero de la OEM Crescencio Torres por haber cubierto el Cervantino por casi 40 años ininterrumpidos.
EN LA LENGUA DE CERVANTES
Luis Felipe Guerrero Agripino también participó en la ceremonia en el Teatro Juárez y ahí recordó que todo empezó cuando Enrique Ruelas, del Teatro Universitario llevó los Entremeses cervantinos a la Plazuela de San Roque. El Rector, al modo de Miguel de Cervantes Saavedra, agradeció al Manco de Lepanto y lo invitó a quedarse para siempre en Guanajuato.