Han transcurrido seis años desde que comenzamos este proceso de transformación y además de la reducción de la pobreza, de la estabilidad económica, de la creación de empleos, queda la indudable sensación de que México no volverá a ser el mismo.
En su último informe de Gobierno, el más emotivo de todo el sexenio, Andrés Manuel López Obrador señaló que se va contento y con la conciencia tranquila, pues más de 12 millones de adultos mayores hoy no viven en la incertidumbre de qué comerán o cómo le harán el día de mañana, pues son parte del programa social Pensión para el Bienestar.
Tras un gobierno preocupado por los que menos tienen, alrededor de nueve millones de personas salieron de la pobreza, lo que nos hace recordar aquellas frases memorables de tiempos de campaña en que Andrés Manuel era acusado de populista y él sostenía que “si ayudar a los pobres es populista, que me anoten en la lista”.
En materia económica, para tristeza de quienes auguraban un desastre económico, se generaron 400 mil nuevos empleos cada año y se aplicó un incremento al salario del 20%, algo nunca visto en nuestro país a favor de la clase trabajadora.
México se ubica en el lugar número 8 entre los países del G-20 en niveles de exportación de bienes y servicios generando 302 mil millones de dólares.
Se construyó el Tren Maya y regresaron los trenes a nuestro país, que fueron desmantelados y privatizados durante la larga noche del neoliberalismo. Mil 500 kilómetros de vías férreas que demuestran que recurso había, y suficiente, pero se quedaba en las manos de unos cuantos y lejos del beneficio de las mayorías.
Este gobierno que combatió sin tregua a la corrupción logró que, por primera vez en 50 años, termine un sexenio sin devaluación de la moneda nacional.
Responsable con el medio ambiente, el Gobierno de México, el primero emanado de Morena, logró que 400 mil campesinos pudieran cultivar sus parcelas y sembrar más de mil millones de árboles frutales y maderables con el programa Sembrando Vida.
Los jóvenes, por décadas dejados en el abandono y estigmatizados como improductivos que ni estudian ni trabajan, participaron del programa Jóvenes Construyendo Futuro, mediante el cual se les dio empleo y se les alejó de las conductas antisociales. Otros tantos más fueron apoyados en sus estudios, para que la falta de recursos no sea un motivo para abandonar las aulas.
Y, por si fuera poco, se construyó un Aeropuerto, el Felipe Ángeles, que provocó el enojo de cuantos deseaban que México y su Presidente, el más querido y reconocido por el pueblo en los últimos 30 años, no pudieran cumplir sus objetivos.
Hoy, con la frente en alto, concluimos esta etapa de regeneración de la vida pública de nuestro país y qué mejor con nueva dirigencia, encabezada por juventud, pero con amplia experiencia, como Luis María Alcalde, quien ya fue Secretaria del Trabajo y Secretaria de Gobernación; Carolina Rangel, quien ha sido funcionaria federal y también estatal en Michoacán; y Andrés López Beltrán, quien ha vivido en carne propia los avances y retos de esta transformación.
Es pues, un momento de alegría, de júbilo para el pueblo de México y un momento para renovar energías y recordar los principios que nos han llevado hasta este punto, con nueva dirigencia en el partido y un nuevo sexenio que está por iniciar con la primera Presidenta de nuestra historia, Claudia Sheinbaum Pardo.
Que la esperanza nos siga uniendo y que el amor al prójimo siga siendo nuestro principal motor en esta Cuarta Transformación.
Adriana Guzmán Cerna